Pr. Elías Sandoval

Despues de 6 años de pastorear las Iglesias: "Greenville-N", "Mt. Olive", "Wilson", "Dudley", "Filial Manteo", "Filial Faison" y "GP Albertson" ... Ahora, desde Agosto 2014, Como Pastor de las Iglesias Adventistas: "Fayetteville", "Raeford", "St. Pauls" y "Sanford", en North Carolina, deseo que usted encuentre fortalecimiento espiritual mientras nos visita ... Pr. Elias Sandoval ... Iglesia Adventista del Septimo Dia ... Carolina Conference of SDA

Sunday, May 14, 2006

REPORTE DE LECTURA “GRAFFITI IN THE HOLY OF HOLIES”

“Graffiti in the Holy of Holies”

Quiero ante todo dejar bien en claro que antes de iniciar esta lectura mi convicción y seguridad en cuanto a las enseñanzas de los principios Adventistas son firmes y considero que la iglesia Adventista del Séptimo Día es la iglesia que nace con una herencia profética divina. Al finalizar la lectura del libro “Graffiti in the Holy of Holies” reafirmo más mi confianza quedando satisfecho y aun más convencido de que la iglesia y su profetisa han sido guiados por Dios.
Este libro tiene el interés de responder al culto doctrinal de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, aclarando las acusaciones de Brother Ratzlaff en cuanto al juicio previo de 1844, presentando un panorama teológico y sistemático en cuanto al contexto de Daniel 8, defendiendo bíblicamente el principio día por año.
El autor clarifica contextualmente el mensaje del Santuario. Brother Ratzlaff acusa a Elena White de no ser profetiza ya que ella copió de las enseñanzas de Miller, afirmando que si éste estuvo equivocado Elena White estuvo igualmente equivocada.
Ratzlaff presenta argumentos insuficientes contra Elena White siendo incapaz de probar que ella no sea una verdadera profetiza. Afirma que la doctrina del juicio investigador no es bíblica y Elena White quien promovió esta doctrina es por lo tanto una profetiza falsa. Ratzlaff asegura que la doctrina de la purificación del Santuario Celestial y el Juicio Investigador carecen de fundamento bíblico y se contradice en cada punto, a lo que Clifford Goldstein responde lo contrario usando fuerte base bíblica y demuestra que dicha acusación está fuera de contexto y lugar.
Ratzlaff ataca fuertemente el texto de Daniel 8:14, este comienza su evaluación bíblica de los 2300 días con la primera parte de la visión y cree que el pequeño cuerno está representado por Antioco Epífanes IV. Clifford Goldstein
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contrarresta esta acusación presentando el libro de Daniel en todo su contexto y mostrando la verdadera interpretación del cuerno pequeño, por cierto para los adventistas representa la Roma; por lo tanto toma para ello el paralelismo de los capítulos 2, 7 y 8 en su verdadero contexto. Babilonia en Daniel 2 y Babilonia en Daniel 7. Media Persa en Daniel 2, Media Persia en Daniel 7, Media Persia en Daniel 8, Roma en Daniel 2, Roma en Daniel 7, Roma en Daniel 8; a fin de darle la correcta interpretación del libro de Daniel 8.
Si el cuerno pequeño es Antioco Epífanes la doctrina del juicio previo al advenimiento seria destruida. Los argumentos bíblicos de Ratzlaff acerca del juicio investigador son puntos que el Dr. Desmond Ford ya los había tocado dos décadas atrás. Ratzlaff declara que es incorrecto interpretar Daniel 8:14 como “purificado”, argumento sin duda basado en los que usó Desmond Ford décadas atrás.
Clifford Goldstein, muestra en su libro en forma simplísima cómo podemos llegar a la fecha de 1844 como el punto final de los 2300 años proféticos de Daniel 8:14 haciendo la siguiente operación matemática: a los 2300 réstenle los 457 y usted obtendrá 1843 y luego añada el año de ajuste calendario y usted obtendrá la fecha de 1844.
Ratzlaff en su libro acusativo de 380 paginas que aborda sobre el juicio investigador solamente quince páginas son las que el llama “una evaluación bíblica”; sin embargo, el no puede demostrar que el juicio previo al advenimiento es falsa. Ratzlaff asegura en su libro que el juicio previo al advenimiento afirma que la segunda venida de Cristo revela el juicio de Dios.
Ratzlaff insiste que el juicio investigador tal como lo ve Elena White es contra el evangelio; sin embargo él es una víctima de una versión popular de el juicio que está basado solamente en el mal uso de Elena White en unos pocos pasajes seleccionados tomando citas fuera de su contexto, de cualquier manera Ratzlaff invierte cuatrocientas páginas peleando una versión tradicional de la teología Adventista.
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Todos los Adventistas estamos convencidos que Elena White fue una mensajera de Dios. Mucho de lo que Elena White escribió directamente de Dios ya sea en visión, en un sermón, en una reunión campestre o en una carta debe ser tomado en su respectivo contexto.
Finalmente podríamos decir que el libro de Ratzlaff está basado en unos pocos puntos:

1. Que Elena White apoyó toda la teología de Miller.
2. Que el juicio previo al advenimiento de 1844 no es bíblico.
3. Que el juicio previo al advenimiento contradice al evangelio.
4. Que la teología de Elena fue contraria a la enseñanza de salvación por fe.

El libro escrito por Ratzlaff es una pobre información acerca de los Adventistas del Séptimo Día, el libro de Ratzlaff puede influenciar únicamente sobre la vida de aquellas personas que están disgustadas con la iglesia y necesitan una excusa para retirarse.

REPORTE DE LECTURA “PRINCIPIOS DE PREDICACION”

TESIS GENERAL DEL LIBRO

Antes de dar a conocer mi apreciación sobre la tesis general del libro me agradaría mostrar en forma general acerca de lo que el autor tiene en mente al elaborar este extraordinario material que sin duda será de gran ayuda para todo aquel que desee estar al día en cuanto a los principios de la predicación.
Pablo A. Jiménez, muestra en su libro “Principios de la Predicación” que nuestro Dios es el Divino Maestro que habla a través de la predicación, por lo tanto la persona que se pone delante de la iglesia no solamente comunica o presenta un nutriente mensaje, por el contrario es el Señor mismo en acción. El autor a través de sus páginas afirma que la palabra de Dios no es meramente el mensaje acerca del evangelio sino el verbo encarnado, por lo tanto es el centro mismo. Nos recuerda que las palabras del hombre no tienen el poder de la bendita palabra de Dios. La predicación en su mejor expresión no es otra cosa que la palabra humana puesta al servicio de la palabra de Dios. No hay dudas que la predicación es una palabra humana a través de la cual la palabra de Dios actúa, pronunciando juicio y anunciando la gracia, llamando al arrepentimiento y la conversión, creando nuevas vidas, abriendo nuevos horizontes, exhortando a la santidad, preparándonos para la venida de nuestro glorioso Señor y exigiendo obediencia, por lo tanto la predicación es un asunto de seriedad, no es simplemente pararse detrás de un púlpito y llenar media hora de sonidos, de legalismos condenados por nuestro Señor Jesucristo o de gran despliegue de elocuencia. Debemos tener siempre en mente que no es nuestra elocuencia, ni nuestra sabiduría, ni nuestra técnica homilética, lo que hace que la predicación comunique la Palabra de Dios, por el contrario, es el mensaje de Dios que hace uso de nuestros mejores esfuerzos para llevar adelante la obra de nuestro Señor.
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La tesis general del libro, después de haberlo leído, a mi modesto juicio sería: “Verdaderos Métodos de Predicación para Sermones Poderosos”. Este libro nos dice que la homilética trata de poner a nuestra disposición los mejores recursos de la retórica, de la exégesis, de la hermenéutica y de la imaginación, a fin de que seamos capaces de predicar con entusiasmo contagiante, con seriedad, conduciendo siempre a los oyentes ávidos a los pies de nuestro Señor Jesucristo.

































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CAPITULO II

OBSERVACIONES POSITIVAS

Considero que este extraordinario material será de gran ayuda a todos los predicadores de nuestras iglesias, siendo de gran apoyo al interesante y difícil arte de la predicación cristiana. Nuestros pastores, ancianos y líderes de las diferentes iglesias están sedientos de materiales que no solamente alimente sus conocimientos en cuanto al arte de la predicación, sino que los ayude a fin de estar mejor preparados tanto para predicar la palabra viva llena de poder como también ser capaces de elaborar sermones usando los correctos principios de la elaboración de temas que puedan llenar las expectativas de nuestra sedienta hermandad.
El Dr. Jiménez ha dividido su libro en secciones para una mejor comprensión. Veamos la primera:
En el primer capítulo, se discuten los aspectos teóricos y a la vez presenta un resumen de las bases teológicas de la predicación cristiana, definiendo los conceptos básicos que se emplea. En el segundo capitulo, explica el proceso por medio del cual los seres humanos nos comunicamos con los demás discutiendo la importancia de la integridad y la transparencia en la predicación. En el tercer capitulo, afirma que la predicación ocurre en el contexto de la iglesia y explora la manera en que ese contexto eclesial moldea tanto al sermón como a la persona que lo predica. En la segunda sección del libro discute los aspectos prácticos de la predicación cristiana. En el cuarto capitulo, el autor presenta un elaborado sistema de interpretación bíblica llamado “Los tres pasos”. El quinto y el sexto, discuten los rudimentos y el bosquejo del sermón. A partir del séptimo hasta el décimo, lo dedica a la discusión de cuatro tipos de sermones: el expositivo, el narrativo, el temático y el de ocasión. Al final de cada capitulo el autor presenta tareas que la persona que lee puede llevar a cabo.
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Por la manera como se presenta este material estoy convencido quien lea este libro como parte de una materia de estudio o esté dispuesto a mejorar la disciplina del arte de predicar obtendrá un enorme provecho.







































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CAPITULO III

OBSERVACIONES NEGATIVAS

He podido seguir la lectura de sus páginas minuciosamente y después de haberlo leído en un periodo de ocho horas, no he encontrado algún aspecto negativo, por lo tanto no tendría motivo para presentar algún tipo de comentario negativo.

































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CAPITULO IV

CAPITULO MAS ATRACTIVO

“La Predicación es la Palabra Humana”

El Dr. Jiménez afirma que la predicación es la palabra humana y recomienda que una de las áreas que los predicadores deben estudiar es la comunicación humana, es decir analizar el proceso mediante el cual una persona le transmite en forma correcta el mensaje a otra. De nada le valdría a una persona hablarle a otra en otro idioma si desconoce dicho idioma. Tampoco serviría de mucho al predicador usar expresiones idiomáticas que sus miembros no puedan comprender. La teoría de la comunicación enseña que los seres humanos podemos mantener nuestra atención fija en algo por espacio limitado de tiempo. En promedio podemos estimar que la mayor parte de las personas pueden prestar atención a algo o a alguien por espacio de cuatro a ocho minutos y otras pueden concentrarse por espacio de quince a veinte minutos, por lo tanto cuando hablamos a una congregación se hace necesario usar frases llamativas, historias, anécdotas y otros recursos para mantener la atención de la audiencia.
En el proceso de la comunicación es importante eliminar los ruidos, porque distraen el mensaje del sermón. Quien predica debe procurar que sus palabras sean sinceras. No debe predicar temas que no practica, la predicación es tanto divina como humana; divina porque comunica el mensaje que Dios ha revelado a la humanidad por medio de Jesucristo, humana porque es un proceso de comunicación entre seres humanos, donde una persona comparte un mensaje con otras esperando una respuesta. Por tanto la predicación tiene aspectos verticales que son intangibles, como la presencia de Dios, y aspectos técnicos que son concretos.

Por: Pr. Elias Sandoval

". EL CARÁCTER JUDÍO DEL NUEVO TESTAMENTO"


EL Rabino Isaac Lichtenstein sintió curiosidad al observar a uno de los maestros de su escuela leyendo un libro que estaba impreso en alemán. Le preguntó al maestro lo que estaba leyendo y éste le pasó el libro. El Rabino le echo un vistazo por encima, pasando las páginas, hasta que vio escrito en él el nombre "Jesucristo." Dándose cuenta de que el librito era un Nuevo Testamento, reprendió con dureza al maestro por tenerlo en su posesión y tiró el libro enfurecido al otro lado de la habitación. Este cayó detrás de otros libros, sobre una estantería y permaneció olvidado sobre ella durante casi 30 años.
Pocos años después se produjo una ola de intensa persecución antijudía en la Hungría natal del Rabino Lichtenstein y no le sorprendió que los ataques se llevasen a cabo en nombre del Cristianismo. En medio de los pogromos, se quedó sorprendido leyendo los escritos de hombres que, en el nombre de Cristo, denunciaban duramente a los antisemitas y defendían a los judíos. Entre esas figuras tan destacadas estaba la del erudito bíblico, de gran renombre, Franz Delitzsch, catedrático de la Universidad de Leipzig. El Rabino se sintió intrigado por algunas afirmaciones que hablaban acerca del mensaje de Cristo como de un mensaje de amor y de una vida entregada por su pueblo.
En ese momento fue encontrado aquel Nuevo Testamento, que treinta años antes tirase con ira a un rincón. Para el anciano rabino había sido un libro cerrado y odiado, que había considerado la fuente de un veneno que iba dirigido a su pueblo. Pero ¿era realmente lo que él se había imaginado que era? Abrió sus páginas y comenzó a leerlo.
Algún tiempo después el Rabino Lichtenstein escribió en Dos Cartas: Es lo que realmente deseo, describiendo la experiencia que vivió después de haber leido el Nuevo Testamento.
"Estaba convencido de que el Nuevo Testamento era impuro, lleno de orgullo, de egoísmo presuntuoso, de odio, de la peor clase de violencia, pero al abrirlo, sentí que se apoderaba de mi de una manera muy especial y maravillosa. Sentí como si una luz y una gloria repentina pasase a través de mi alma. Había estado buscando espinos, pero había recogido rosas, descubrí perlas en lugar de piedrecitas; en lugar de odio me encontré con amor, en lugar de venganza perdón, en lugar de esclavitud libertad, en lugar de orgullo humildad, en lugar de enemistad conciliación, en lugar de muerte me encontré con la vida, con la salvación, con la resurrección y con los tesoros celestiales."
Un Libro cerrado
La historia del Rabino Lichtenstein se basa en la realidad y resume los dos polos de la experiencia vivida por los judíos en lo que se refiere al Nuevo Testamento. Para la mayoría, el Nuevo Testamento es un libro cerrado y desconocido debido a que se le identifica con la eterna persecución del pueblo judío en nombre del Cristianismo. Debido a que la mayoría de los judíos creen que el Nuevo Testamento promueve el antisemitismo, están convencidos de que no podrían encontrar en él nada que corroborase la vida y los valores judíos.
Por lo tanto, la evaluación que hacen los judíos del Nuevo Testamento se basa en impresiones condicionadas de antemano. En muchos sentidos, la experiencia judía parece apoyar esta evaluación, a pesar de lo cual la mayoría de los judíos no sienten el deseo de verificar dicha evaluación estudiando ellos mismos lo que dice, de hecho, el Nuevo Testamento.
El Mensaje es Judío
Sin embargo, cada vez es mayor el número de los judíos, que al igual que le sucedió al Rabino Lichtenstein, se han sentido impulsados, por un motivo u otro, a investigar muy en serio lo que realmente contiene el Nuevo Testamento, entre ellos el que escribe. Después de haber realizado una investigación minuciosa nos hemos dado cuenta de que el Nuevo Testamento es algo completamente diferente de lo que nos habíamos imaginado en principio.
Para empezar, hemos descubierto que los autores y el transfondo cultural son judíos. Las primeras escenas con que nos encontramos en el Nuevo Testamento giran en torno a la tierra de Israel, entonces llamada Palestina, durante la época del Segundo Templo. Incluso al ampliarse el enfoque a partir del entorno original, la acción se desarrolla principalmente entre las comunidades judías en la Diáspora. Los escritores del Nuevo Testamento, posiblemente a excepción de Lucas, eran todos judíos, además de que los apóstoles y los seguidores de Jesús también eran judíos.
La Esperanza Judía hecha realidad
El tema básico del Nuevo Testamento es singularmente judío: es la esperanza judía hecha realidad. Esta expectativa era una posesión especial de Israel. Uno de los primeros pasajes del Evangelio de Mateo presenta a los sabios gentiles reconociendo que el libertador prometido habría de ser "el Rey de los Judíos." Durante las primeras etapas de la proclamación de las buenas nuevas acerca del Mesías, solo fueron los judíos y aquellos gentiles, que se encontraban bajo la influencia del judaísmo, los que estaban preparados para recibir y comprender el mensaje sobre el advenimiento, tan esperado, del Redentor. Los centros primordiales en los que se predicó al principio el mensaje fueron las sinagogas de las comunidades de la Diáspora.
En una página tras otra del Nuevo Testamento, ya sea citando directamente, mediante una paráfrasis libre y por alusión, encontramos un importante tesoro de enorme valor, que posee la autoridad suprema: las Escrituras hebreas.
Cuando Jesús o los predicadores del Nuevo Testamento hacen uso de las palabras "escrito está" o "así dice el Señor" se basan en los escritos sagrados judíos como el tribunal de apelación final. Jesús desafía a los dirigentes religiosos con estas palabras: "Escudriñad las Escrituras...ellas son las que dan testimonio de mi." (Juan 5:39). Pedro proclama ante las multitudes judías: "Y todos los profetas de Samuel en adelante, todos los que hablaron, también anunciaron estos días." (Hechos 3:24). Las proclamaciones iniciales del Nuevo Testamento están repletas de pasajes de Moisés y de los profetas, indicando que lo que está sucediendo es la esperanza judía que se está convirtiendo en realidad.
Cuando se investiga el contenido general del Nuevo Testamento, si se está ligeramente familiarizado con las escrituras hebreas, la persona se encontrará en territorio conocido. Las comunicaciones de parte de los ángeles nos recuerdan las experiencias vividas por Abraham, Isaac, Jacob, Moisés, Josué y otros muchos de los antiguos hebreos. Los nacimientos sobrenaturales recuerdan la natividad del patriarca, Isaac. Los milagros representan la actividad de Dios que sirve como confirmación, al revelarse a sí mismo, tal y como sucedió en los tiempos de los patriarcas, de Moisés, de los profetas y de los reyes de Israel. No se trata de hechos caprichosos en los que se hacía uso del poder de manera arbitraria, como sucede con la mitología pagana, sino que tienen profundas implicaciones morales, de las que se vale Dios para enseñar a su pueblo acerca de los caminos de la fe. Además, al igual que sucede en el caso de las Escrituras hebreas, hay una actividad profética y una predicación inspirada cuando el Espíritu de Dios capacita a los hombres para proclamar su mensaje y ninguno de estos sucesos son ajenos a la vida espiritual ni a la herencia de Israel.
Los grandes temas del Nuevo Testamento son los mismos que los de las escrituras hebreas: la santidad, la justicia y la misericordia de Dios; el hecho de que el hombre se ha alejado y vive apartado de Dios por causa de su desobediencia; el amor de Dios que busca al hombre, el perdón y la reconciliación. Tenemos también los grandes temas de la fe, el sacrificio, la redención, la esperanza, el amor, la paz, el gozo, el triunfo final del Reino de Dios, su juicio y su recompensa. Es algo que podemos leer y comparar. En el primero no se presenta nada que no se revele claramente en el segundo, lo único que varía es la perspectiva. En el Antiguo Pacto, se enfatiza la promesa y en el Nuevo Pacto se enfatiza el cumplimiento. El uno enfatiza la preparación y el otro la consumación.
Un Mesías que sufre
Al llegar a este punto, es posible que algunos pongan la objeción de que algunos de los principales temas del Nuevo Testamento no son judíos. Muchos mantienen que la idea de un Mesías que sufre, que muere, resucita y que es al mismo tiempo divino es ajena a la religión judía. Al parecer tiene sus orígenes en las fuentes paganas egipcias y griegas. Además, se afirma que la manera en que el Nuevo Testamento sigue los pasos a la aparición y la difusión de la comunidad mesiánica le da una nueva forma para convertirlo en un fenómeno gentil, arrancándolo del contexto judío.
En el culto Musaf del Día de Expiación se hace una antigua oración, que se refiere a Moshia Tzidkenu (el Mesías, que es nuestra Justicia) como el que "ha sido herido por causa de nuestras transgresiones", por lo que el concepto de un Mesías que sufre y muere no es ajeno al saber popular judío.
Si bien la resurrección del Mesías, tal y como la relata el Nuevo Testamento, pareció pillar a todos por sorpresa, existen pasajes en los Escritos Sagrados que parecen prometer la resurrección del Mesías. El Salmo 16:10 declara que Dios no abandonará a su Santo en el sepulcro. Isaías 53:10, 12 nos presenta al Señor prolongando los días del Siervo que Sufre y con el que se complace Dios, prosperando cuanto está en Sus manos por haber estado dispuesto a derramar voluntariamente su alma hasta la muerte.
En los escritos proféticos hay pasajes que muestran evidencia acerca de que el Mesías había de ser divino. En Isaías 9:6 se le llama al Rey Mesiánico por nombres tan impresionantes como Admirable Consejero, Padre Eterno, Príncipe de Paz. En Jeremías a la Rama de Justicia que ha de salir de David se le da el nombre de "Jehová, justicia nuestra". En Miqueas 5:2 tenemos el anuncio del lugar en el cual habría de nacer el Mesías y se dice de El que procede de la eternidad. En Daniel 7:13, 14, se ve al Mesías que viene en las nubes de los cielos y recibe el dominio eterno sobre todos los pueblos. Los rabinos que crearon los conceptos de la sabiduría popular, como los que contiene el Zohar, observando éste y otros pasajes, llegaron a la conclusión de que el Mesías habría de ser divino.
Aunque Jesús mismo dijo que la salvación procedía de los judíos (Juan 4:22), también dijo que había además otras ovejas que no pertenecían al redil judío que habían de ser añadidas al rebaño del Pastor Mesiánico (Juan 10:16), una visión que no resulta ajena a las expectativas judías. Dios declaró por medio de Isaías (Isaías 49:6) que el Mesías habría de ser luz para los gentiles y su salvación llegaría hasta los confines de la tierra. Isaías 60:1-3 afirma que los gentiles vendrán a la luz que se difunde a través de Israel por medio del Mesías.
De modo que la visión del Nuevo Testamento no es una aberración gentil, sino que es más bien una visión de los antiguos profetas hebreos, que proclamaron que Dios traería a los gentiles para que disfrutasen de las bendiciones gracias al Mesías.
De todas estas maneras, nosotros los judíos, que nos hemos sentido instigado a investigar detenidamente el Nuevo Testamento, hemos acabado por reconocer su carácter básicamente judío, pero hemos descubierto además otra cosa. AL INVESTIGAR MAS A FONDO AQUELLOS PASAJES QUE PROMUEVEN UN SENTIMIENTO ANTIJUDIO, DESCUBRIMOS QUE NO SON NI MUCHO MENOS ANTIJUDIOS.
Una disputa familiar
En el Nuevo Testamento nos encontramos con un conflicto respecto a las afirmaciones mesiánicas hechas por Jesús, pero el conflicto tiene lugar principalmente entre los judíos que aceptan dichas afirmaciones y los que no las aceptan. Es decir, se trata de una disputa familiar. Cuando examinamos detenidamente la manera en que se utiliza el término "los judíos", especialmente en el Evangelio de Juan, así como en otros escritos del Nuevo Testamento, vemos que con frecuencia se usa para representar a una coalición entre el liderazgo judío que se ha propuesto oponerse a Jesús. En esos pasajes en los que dicho conflicto queda de manifiesto, el término se refiere a estos dirigentes que se oponían.
El Nuevo testamento deja ver claramente que Jesús gozaba de tal popularidad entre el pueblo que los que se oponían a El tenían que actuar en secreto. Esto indica evidentemente que el término "los judíos" no se refería al pueblo en general.
Algunas declaraciones duras pronunciadas por Jesús y por los predicadores del Nuevo Testamento no son de carácter vengativo, sino reprensiones proféticas, siguiendo la misma tónica que la de las palabras pronunciadas por Isaías cuando llama a Israel "descendencia de malhechores, hijos depravados" (Isaías 1:4). A pesar de que los antisemitas que afirmaban ser cristianos han utilizado estas declaraciones aparentemente duras como pretexto para perseguir a los judíos, lo hicieron en contradicción a las enseñanzas expresas de Jesús y los apóstoles.
Jesús lloró por Jerusalén y lamentó la destrucción que no tardaría en tener lugar a manos de los romanos, anunciándola de modo profético (Mateo 23:37-39). Enseñó a sus seguidores a amar a los que se oponían a ellos y a orar por aquellos que les trataban de manera vergonzosa (Mateo 5:43-46). Los escritos de Pablo se citan con frecuencia para mostrar la naturaleza antisemita del Nuevo Testamento. Pero ¿cómo puede ser eso, a la luz de que Pablo enseñó a los creyentes gentiles en Roma que, a pesar de que había muchos judíos que se oponían al Evangelio, Dios los amaba por causa de sus padres (Romanos 11:28)? Los creyentes no deben mostrarse arrogantes ni presuntuosos ante las ramas naturales (el pueblo judío), sino que deben de hacer que sientan envidia de las bendiciones mesiánicas que reciben mostrando compasión y amabilidad (Romanos 11:11, 12, 17, 30-31). Jesús enseñó que solo los misericordiosos recibirían misericordia, solo los que perdonasen serían perdonados y que el amor sería el auténtico distintivo de sus verdaderos discípulos.
En el Nuevo Testamento no encontramos nada que no sea judío o que sea antijudío, sino todo lo contrario. Su fundamento es la esperanza judía y la promesa profética. Si hemos de tomar totalmente en serio la revelación de Moisés y de los profetas, no hemos de considerar que nada del Nuevo Testamento es realmente extraño. El verdadero desafío del Nuevo Testamento, tal y como lo entendemos, no tiene que ver con su carácter judío, sino con la fe. No se trata de si es o no es de carácter auténticamente judío. Estamos convencidos de que una investigación minuciosa pondrá de manifiesto su carácter judío. La verdadera cuestión es "¿es verdad o no?" Y eso, como ya hemos dicho, es realmente una cuestión de fe y representa un desafío para las gentes, ya sean judías o gentiles

02. EL ROL DE LA ÉTICA EN EL NUEVO TESTAMENTO
Por: Lic. Jorge Bravo C.
INTRODUCCIÓN.-
I LA ÉTICA DEL REINO DE DIOS.
1. La ética de Jesús.
2. Llamamiento y discipulado.
3. La ley y el amor.
4. Teoría y praxis.
II LA ÉTICA CRISTIANA.
1. Aspectos éticos de las comunidades cristianas primitivas.
2. El amor al prójimo y el amor a Dios.
3. Aspectos éticos en conflicto:
3.1. Los bienes materiales: la pobreza y la riqueza.
3.2. Las relaciones entre hombre y mujer: matrimonio y divorcio.
3.3. El Estado y el poder.
4. La religión cristiana como protesta.
CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFÍA

INTRODUCCIÓN
La ética neotestamentaria se ocupa de dos aspectos importantes, sobre el contenido del pensamiento cristiano y el comportamiento de la comunidad cristiana primitiva.
Recurrir a este estudio es hacer una reflexión retrospectiva del pensamiento y comportamiento de los cristianos y cristianas de su época para encontrar elementos que nos sirvan para ayudar a transformar nuestro mundo en crisis de valores.
Hoy en día la teología y la vida de la Iglesia no satisfacen las expectativas y necesidades de nuestra sociedad. De ahí que haya una fuerte crítica al discurso excesivo de la Iglesia frente a la práctica de los cristianos. Este asunto nos lleva al viejo y eterno dilema entre escuchar la Palabra y hacer la voluntad de Dios. Es la crisis entre la fe y la acción, teoría y praxis.
Es bueno recordar una vez más que la tarea de la Iglesia es en el mundo y no en el desierto. La Iglesia primitiva fue una comunidad de testimonio y de ministerio, una Iglesia al servicio de Dios, pero a la vez una Iglesia al servicio de los demás.
De ahí que Jesús, el fundador de esta comunidad de fe, la Iglesia, sea el paradigma de la ética cristiana. A él es a quien seguimos y obedecemos. Él es nuestro Señor, Maestro y Salvador.
Hoy más que nunca es urgente tener nuevas orientaciones para nuestras sociedades a la luz del Nuevo Testamento, pero a la vez es primordial exhortar a los cristianos y cristianas a un comportamiento consecuente con el Evangelio para poder tener una calidad de vida óptima. Esta labor es tarea de una ética contextual.
I. LA ÉTICA DEL REINO DE DIOS.
1. La ética de Jesús.-
La ética de Jesús está basada en el núcleo de su mensaje, que es el anuncio del comienzo del reino de Dios (Mc.1:15).
El reino de Dios se hace presente y se puede experimentar en toda la actuación de Jesús (Mt.11:5s). Él introdujo cambios para adecuar el reino de Dios sin perder lo esencial de la Palabra, es decir, en lo fundamental fue intransigente y en lo secundario fue tolerante.
La presencia de este reino de Dios no está ligada ni a épocas, ni lugares sagrados, ni tampoco a una ideología determinada.
La conducta de Jesús, mejor dicho sus acciones, es una manifestación y una señal de esta irrupción divina. De ahí que su comportamiento (praxis) en favor de los pobres, pecadores, desheredados, marginados y humillados, sea consecuencia de hacer suyo los problemas de estos sectores sociales. Esta actitud de Jesús hace creíble la llegada del reino de Dios, como la venida del amor de Dios y de la justicia.
Las bienaventuranzas son una promesa salvífica escatológica a los pobres, a los despreciados, a los que lloran, a los que sufren y a los necesitados de amor. Ellos son los marginados desde el punto de vista religioso, sociológico y político. Los criterios y reglas del mundo no los incluyen porque no tienen nada y no valen nada, y es en esa situación que lo único que tienen es el amor de Dios, a ellos se les ofrece el reino de Dios como salvación (Lc.6:20).
Es esta conducta ética de Jesús la que evidencia la misericordia de Dios puesta en práctica y que ha de ser la base y el fundamento del comportamiento misericordioso que debe existir entre hombres y mujeres.
2. Llamamiento y discipulado.-
Jesús en todo su ministerio hace una invitación a todo ser humano, en nombre de Dios, a pertenecer a este reino de Dios. Esta invitación lleva implícito un llamamiento y una exigencia. La respuesta exige una nueva actitud tanto del hombre como de la mujer. Sin duda que esta nueva actitud conlleva conversión, es decir, un cambio de dirección y reorientación. Es una nueva oportunidad para pertenecer a esa nueva realidad salvífica y hacer la voluntad de Dios. Este cambio no es un concepto meramente intelectual, sino un cambio radical de la actitud, de la intención y de la voluntad, para involucrarse en la tarea de Jesús (Mc.1:17).
Vocación y misión, llamamiento y discipulado van de la mano.
Es claro que esta conversión implica la vuelta total a Dios y no un fervor penitencial, no el cultivo de una propia religiosidad o piedad personal, o ingresar a un grupo de gente piadosa que se retira del mundo. Uno es llamado para ser enviado a los demás (Mt.9:37). Volverse a Dios es esperar todo de él (Mc.10:15). Por lo tanto, se reclama del hombre y la mujer al ser llamados a una obediencia incondicional a Dios.
En un sentido ético, los preceptos de Jesús son acertados, ya que apunta a una nueva actitud y a una nueva voluntad, quiere captar en forma total al hombre y a la mujer, no sólo el cuerpo, sino también el corazón (Mt.6:21).
Él nos llama desde donde nos encontramos para ser enviados a este mundo cotidiano y no a un monasterio o a un gettho piadoso, de la misma manera que lo hizo con sus discípulos, llamándolos en plena faena de sus vidas cotidianas.
Es bueno advertir que en el reino de Dios no hay lugar para los entusiastas que dicen Señor, Señor y no hacen la voluntad de Dios (Mt.7:21ss). En el juicio no se preguntará por la disposición de ánimo del creyente, sino por las acciones fruto del amor (Mt.25:31ss).
Finalmente, la llamada de Jesús incluye el que todos estén dispuestos a la renuncia y a las privaciones, al riesgo y al sufrimiento (Mc.8:34). Este es el nuevo estilo de vida de los discípulos de Jesús para la Misión (Mt.6:33).
3. La ley y el amor.-
Con respecto a la ética de Jesús, ésta no se deriva de la Torá, y aunque el núcleo de su predicación no sea la ley sino el reino de Dios, no se puede decir que sus postulados éticos de Jesús no están en conexión con el antiguo testamento y con su ley.
Jesús es el nuevo orden del reino de Dios que pone fin a la vigencia de la ley. Este nuevo orden no cabe en "vestidos viejos" ni en "odres viejos"(Mc.2:21s). Para Jesús la ley tiene una nueva dimensión, de ahí que él no se identifique con el concepto de ley del antiguo testamento. En el concepto teológico es claro que Dios exige amor y no una obediencia ciega a la Torá (Jn. 13:34-35). Por eso Jesús sustituye el concepto de ley por el precepto del amor. Este amor es exigido al hombre y a la mujer como respuesta al amor recibido con anterioridad.
Es por eso que la ética del reino de Dios está basada en el doble mandamiento del amor (Mt.22:34-40), que significa el equilibrio teológico de la fe. Así lo entendieron los cristianos primitivos y enfatizaron este aspecto (1Cor.13;1Jn.4).
4. Teoría y praxis.-
Este tema es un viejo asunto de la ética que los filósofos han tratado de explicar. Bien sabemos que la teoría sin la práctica es vacía, mientras que la praxis sin teoría es ciega.
Cuando Juan en su evangelio refiere que Jesús era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios (Jn.1:1), está señalando que la Palabra (reflexión, teoría) se hizo realidad en este mundo, es decir, Jesús es la Palabra y praxis del reino de Dios.
Todo lo realizado por Jesús responde a esta ética del Reino, para transformar este mundo y convertirlo en un mundo mejor para todos. Él era consciente que no sólo con la prédica del reino de Dios se cambiaría voluntades, actitudes y situaciones injustas, sino que era necesario actuar, poner en acción todo lo predicado (Lc.4:16-21).
Desde el punto de visto filosófico la teoría y la práctica no pueden estar divorciadas, van de la mano hacia un mismo fin: la transformación de la realidad objetiva.
Desde el punto de vista teológico, Jesús es el paradigma de la ética cristiana. En Mt.28:19-20 que es el mandato a los discípulos, se resume el quehacer teológico de la Iglesia.
Las comunidades cristianas primitivas entendieron y practicaron este precepto. Los apóstoles eligieron a los primeros diáconos para realizar tareas domésticas: servir a las mesas, atender a los enfermos, visitar ancianos y viudas, cuidar de los huérfanos, alimentar y consolar a quien se encontraba perturbado. Este era el testimonio vivo de una comunidad que tenía su fe puesta en su Señor y que esta fe estaba al servicio de los demás.
Para la ética cristiana, la praxis cristiana procede del poder liberador del evangelio, este evangelio sólo puede ser expresado en la praxis en la medida que es nutrido por la fe, una fe que abarca simultáneamente conocimiento de Dios y servicio a los demás.
II. LA ÉTICA CRISTIANA.-
1. Aspectos éticos de las comunidades cristianas primitivas.-
Si bien es cierto que el pensamiento y comportamiento de la comunidad cristiana primitiva no son homogéneos, sin embargo, hay una constante a seguir, las palabras del Señor y su praxis.
Ya hemos referido anteriormente que el núcleo de la ética de Jesús es el amor al prójimo, lo que constituye el paradigma de la ética cristiana.
La práctica de esta ética cristiana tiene un giro a partir del acontecimiento de la cruz y de la pascua, lo que determina una ética pospascual. A partir de esa nueva realidad se incorporan nuevos contenidos en la reflexión y la praxis de los creyentes. No significa el abandono absoluto de los contenidos éticos de la predicación de Jesús, sino que se los redimensiona a la nueva realidad de la comunidad de fe. Es una reelectura de los contenidos éticos del mensaje de Jesús.
En un primer momento el horizonte escatológico era inminente, esto implicaba una espera escatológica, que suponía una esperanza para los cristianos de ese momento. Este aspecto es importante tener en cuenta para la ética cristiana primitiva. Confían en que el Espíritu guía a la comunidad, a través de los profetas, en situaciones y sucesos importantes (Hech.8:29; 10:19.44; 11:28; 13:2.4; 16:6s).
De todas maneras la Iglesia primitiva no se queda atada a las palabras del Señor, sino que hace que estas palabras den su fruto en la nueva realidad que le toca vivir, tanto en la reflexión teológica como en el comportamiento. Esta situación es lo que llamamos la aplicación de una ética pospascual, que conllevó a que los estilos de vidas anteriores de los discípulos y apóstoles no constituyeran ideal alguno para el presente, sino conductas referenciales.




2. El amor al prójimo y el amor a Dios.-
Hemos señalado anteriormente que el núcleo de la ética de Jesús es el amor al prójimo, amor que proviene del amor de Dios, lo que constituye el doble mandamiento (Mc.12:28-34).Este amor al prójimo es como respuesta al amor recibido de parte de Dios.
Para Jesús el amor de Dios y al prójimo no está ya al mismo nivel que los preceptos de la Torá, sino que es el "más grande" o el "primero" de todos los mandamientos (v.31 o v.29). Este amor supera todo legalismo (Mc.3:1-6), las normas y preceptos se subordinan a la ley del amor. Este aspecto es importante tener en cuenta en el comportamiento de los primeros cristianos en medio de su realidad. La comunidad de fe es depositaria de la misericordia de Dios para ser compartida con aquellos que no gozan de ese favor.
Ahora bien, este amor no sólo era para el hermano o la hermana en la fe, el amigo o la amiga, al compatriota, sino que incluye también al enemigo. Esta es la gran dimensión del amor de Dios. El ejemplo del relato del buen samaritano de Lc.10:30-37 no deja duda que nuestro amor al otro incluye a nuestros enemigos (Lc.6:27.35; Mt.5:25.44; Mc.11:25).
Ahí está el desafío permanente para la comunidad de fe, ¿a quién se debe amar?.
3. Aspectos éticos en conflicto.-
3.1. Los bienes materiales: la pobreza y la riqueza.
Para Jesús su prédica está dirigida en forma particular a los pobres, como parte de su compromiso sotereológico. Hay una crítica radical de parte de Jesús contra la riqueza, en cuanto es la acumulación egoísta de bienes materiales; por eso es que promete el reino de Dios a los pobres, ya que no tienen nada (Lc.6:20). Esta pobreza incluye su doble dimensión: social y religiosa. Son ellos los favorecidos del Señor, porque están abiertos a la salvación, no tienen nada a que aferrarse, no se distraen y pueden aceptar el llamado y conversión.
Por el contrario las riquezas lo único que logran es apartarnos de Dios, distraernos a su llamado y conversión. A los poseedores de riquezas les advierte los peligros de las mismas que ponen en peligro su salvación (Mt.6:19-21).
Jesús es radical en este aspecto, no se puede servir a dos señores (Mt.6:24); La riqueza es incompatible al reino de Dios (Mc.10:17-31). Las riquezas sólo serán apreciadas en la medida que éstas estén al servicio del amor, especialmente a los pobres (Mc.10:21).
El gran amor no conoce derechos de propiedad intangible, ni ningún tipo de patrimonio intocable. Esto incluye la persona, por lo que la esclavitud atenta contra los principios de este amor.
La comunidad cristiana primitiva dio muestras de ese amor solidario por los pobres, compartiendo los bienes que tenían (Hech.2:42-47; 4:32-37).
3.2. Las relaciones hombre y mujer: matrimonio y divorcio.
Jesús es consciente que las relaciones entre el hombre y la mujer en su época, no son en términos de igualdad. Dios creó a ambos en condiciones igualitarias (Gen.1:27-29). Su defensa por la mujer es una opción liberadora, pone fin al machismo de su tiempo, destruye el poder demoledor del sexo y del eros, del egoísmo y el apetito de posesión, del sentido de propiedad de la mujer. Es al final y al cabo una revalorización de la mujer, creación de Dios.
Por eso el matrimonio es una situación indisoluble desde la creación, es la integración de la totalidad somático-espiritual de la persona. Dios creó al hombre y a la mujer para ser una unidad indisoluble (Mc.10:6-9). De ahí que el divorcio no tenga lugar, ya que éste es un instrumento jurídico favorable al hombre y atenta contra la mujer. La prohibición del divorcio proporciona a la mujer una protección, que carecía de derechos. En este sentido Jesús es radical en la defensa del matrimonio y la familia, y dentro del mismo la liberación de la mujer.
Esta misma línea es seguida por Pablo y los cristianos primitivos, aunque a veces pareciera contradecirse en su apreciación al rol de la mujer, sin embargo, el postulado fundamental de Pablo es que en Cristo ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos somos de Cristo Jesús (Gal.3:28). Este aspecto debe tenerse en cuenta en la exégesis de los escritos neotestamentarios.
3.3. El Estado y el poder.
En los tiempos de Jesús, fueron los zelotas militantes los que asumieron la lucha por la liberación contra la soberanía extranjera romana. Era una guerra santa sin cuartel contra los abusos del Estado romano, que atentaba contra la soberanía absoluta de Dios.
Jesús tomó cierta distancia con respecto a los movimientos revolucionarios de su época, no tomó la espada pero sus palabras y acciones causaron estragos en el seno de su sociedad. Sin embargo, los zelotas sintieron una atracción hacia él, tal el caso de Simón el Zelota (Lc.6:15;Hech.1:13).
A pesar de ello, el mensaje de Jesús y el zelotismo tenían algunos puntos de contacto, como la crítica social, el compromiso hasta sus últimas consecuencias hasta llegar al martirio, el carácter escatológico y la obediencia incondicional. Sin embargo, Jesús no está de acuerdo con el extremismo zelota. No es su opción la implementación del reino de Dios por medio de la violencia armada (Lc.22:36-38;Mt.26:52). Las armas de Jesús son la fe y el amor, esas son las armas del reino de Dios, con ellas se transformará este mundo incrédulo, falta de fe y de amor. Prueba de ello encontramos la exhortación de Jesús en el Sermón del Monte a sus discípulos con respecto a la ira y el amor a los enemigos (Mt.5:21-22.38-48).
Ahora bien, la renuncia a la violencia no significa debilidad o resignación alguna, más bien es una nueva opción de encarar la situación antes de causar daños, se está dispuesto a soportar, mejor dicho, resistir. Esta es la conducta que debe distinguir a sus discípulos de aquellos que detentan el poder estatal. No están llamados a seguir modelos autoritarios dentro de la sociedad y de la política, sino por el contrario a rechazarlos y renunciar a cualquier tentación de dominar o regir, comprometiéndose más bien en el amor y en el servicio. Jesús es el Maestro (Mt.23:8s).
La tarea de los discípulos es buscar la paz entre los hombres (Rom.12:18). Las bienaventuranzas tienen ese objetivo de establecer una paz espiritual, social y política entre hombres y mujeres (Mt.5:3-12). Ellos son los mensajeros de la paz (Lc.10:5.16). No son violentos ni parte de ellos amenaza alguna, sino que intentarán, con misericordia y sin violencia, construir un mundo de amor, justicia y paz, superando las murallas de la hostilidad, sólo así serán bienaventurados.
Jesús no niega el poder y el derecho del Estado en su ámbito social y político, lo que si no es posible es la supremacía del César sobre Dios. Dios es quien permite esta autoridad al César para un fin común, que es el bienestar de todos (Rom.13:1-7;Mc.12:13-17), pero no está excento de una crítica sobre el abuso del poder. Jesús rechazó este abuso del poder del Estado, sus discípulos tomaron esta actitud crítica (Mc.8:15;Mc.10:42;Lc.13:32;lc.22:25;Lc.3:19).
La crucifixión de Jesús en la cruz nos lleva a pensar que fue confundido por judíos y romanos como un revolucionario zelota, que pretendía ser el Mesías, rey de los judíos. Esta sospecha estará signada en la misión de los seguidores y seguidoras de Jesús en cuanto no coincidan las coordenadas del mundo y el reino de Dios.
4. La religión cristiana como protesta.-
Hasta los tiempos de Jesús la religión era un status quo de la mayoría, ésta era una religión conformista, ajena a los problemas de la sociedad, sólo uno cuantos asumieron una actitud de protesta contra las injusticias de los gobernantes desde ese status quo, éstos fueron los zelotas.
Jesús se ve obligado a luchar contra ese conformismo religioso para identificar los objetivos y valores del reino de Dios. El discurso y acciones de Jesús se inclinaban por el lado de la protesta. El movimiento religioso de Jesús irrumpía con un estruendo justiciero a favor de las minorías oprimidas, convirtiéndose en defensor de las causas radicales, acercándose más al movimiento liberador de los zelotas. Se podía ver a Jesús caminando por las calles, aldeas, templos y palacios, defendiendo los derechos de los marginados sociales. Era un hombre religioso interesado por los derechos del pueblo que en las necesidades de las sinagogas.
Su llamado a los discípulos era para enrolarse a esta causa, a participar en los grandes problemas de la sociedad de su tiempo. Desde esta perspectiva muchos se unieron a este gran movimiento liberador de Jesús como una señal de protesta contra las autoridades de su tiempo, tanto en lo religioso como en lo político. Ser cristiano era sinónimo de ser subversivo, de estar en contra del orden establecido por las autoridades, marchar contra la corriente del mundo. De ahí que la comunidad cristiana primitiva estuviera formada por mucha gente que dejó su conformismo y dio sus espaldas a ese mundo hipócrita e injusto. Asumieron una actitud de protesta a partir de las Buenas Nuevas de Jesús.
CONCLUSIONES
Cuando hacemos un recorrido sobre el pensamiento y comportamiento de los cristianos y cristianas en el Nuevo Testamento nos encontramos que existe una tensión entre la ética de Jesús y la ética de la comunidad cristiana pospascual. Ambas éticas reflejan una ética contextual. Por un lado, Jesús entra en tensión entre la ley y el reino de Dios. Ante ello Jesús tiene que responder a situaciones vivenciales de su época. Es ahí donde él realiza una exégesis en el camino en cuanto a la ley y una hermeneútica de la realidad social y religiosa a la a luz del reino de Dios. Muchas de sus respuestas a preguntas que le hacían y aún sus acciones no respondían a la ley. Todo el ministerio de Jesús responde a una ética contextual. Eran nuevas respuestas a nuevas situaciones. Por otro lado, la comunidad pospascual se enfrenta también entre dos situaciones, la imitación de Cristo y la prolongación de la parusía.
De los muchos casos que encontramos en el Nuevo Testamento, tomaremos uno, el caso de la comunidad cristiana de Corinto, Pablo en su epístola trata problemas concretos de conducta que enfrentaban los miembros de dicha comunidad (1Cor.8:1ss; 7:12ss; 6:1ss). Los problemas eran contextuales y había que responder a ellos. No era fácil impedir que los nuevos creyentes e integrantes de la Iglesia cristiana rompieran con sus tipos de conducta de su vida anterior.
La ética pospascual debía responder a esta nueva realidad. De ahí que ante la proximidad de la parusía del Señor el celo era mucho mayor con referencia al comportamiento de los cristianos y cristianas. Era necesario distinguir entre los que eran cristianos y los que no lo eran. Este aspecto abunda en la literatura ética del Nuevo Testamento.
La importancia de toda ética es dar respuestas oportunas y eficaces ante problemas contextuales, los cristianos y cristianas de su tiempo lo hicieron en la medida de sus posibilidades, hasta el punto de servirse de diversas tendencias, entre ellas por ejemplo la reflexión ética platónica. Muchas veces se alejaron del molde de Jesús e hicieron un sincretismo religioso, político y social. Las palabras del Señor y sus acciones servían de paradigma, pero se presentaban diversas interpretaciones y variantes en el pensamiento y quehacer de la comunidad cristiana.
A la luz de esta reflexión es bueno revisar la situación de la ética cristiana actual. Hoy el mundo sigue en tinieblas y necesita una nueva luz que lo oriente hacia un horizonte más humano y justo. Nada ha cambiado desde el principio, no hay esperanza, ¿cuál es el rol de la ética cristiana hoy?.
Finalmente, recordemos las palabras del filósofo Emmanuel Kant cuando dijo que existen tres categorías en los asuntos humanos: la primera, ¿qué puedo conocer?, Problema teórico. La segunda, ¿qué debo hacer?., Problema práctico. La tercera, ¿qué debo esperar?., Problema a la vez teórico y práctico. En este aspecto la ética cristiana tiene mucho que aportar, en cuanto al conocimiento (teología), al quehacer (praxis) y a la esperanza (escatología).
Si la ética cristiana no logra orientar y transformar este mundo, no el mundo del pasado, a la luz del reino de Dios, ésta habrá quedado en el limbo.
BIBLIOGRAFÍA.

1. BASES BIBLICAS DE LA ETICA James E. Giles,CBP,USA,1987

2. ETICA CRISTIANA Alberto, C. Knudson, CUP, México, s/f.

3. LA ETICA DEL N. T. Wolfgang Schrage, Edic. Sígueme, Salamanca, 1987.

4. ETICA POLITICA Lamberto Schuurman, Edit. Escatón, Bs.As., 1974.

5. LA ETICA DEL N. T. Paul L. Lehmann, Edit. Alfa, Montevideo, 1968

6. ESCATOLOGIA Y ETICA Carl E. Braaten, Edit. La Aurora, Bs.As.,1977.
7. UNA MORAL PARA TIEMPOS DE CRISIS Ricard Ildefons Lobo, Edic. Sígueme, Salamanca, 1975.












03. EL NUEVO TESTAMENTO
Introducción

l Reino de Dios no puede ser establecido sin resolver el problema del pecado y sus efectos. El hombre necesita ser reconciliado con Dios y liberado del dominio del pecado, antes de que pueda desarrollar una sociedad que vive de acuerdo con los principios de Dios.
Por esta razón, Jesús vino a vivir una vida perfecta, a morir en la cruz por nuestros pecados, y a resucitar de entre los muertos. Jesús nos salva del pecado y de sus consecuencias, restaurando nuestra relación con Dios y con nuestro prójimo. Cada persona que pone su fe personalmente en Él comienza a participar en su Reino. Este plan de la salvación es el mensaje central de la Biblia.

(Microsoft)
El Nuevo Testamento normalmente se divide en cuatro secciones:
 Los evangelios (la historia de Jesús),
 Hechos (la expansión del reino),
 Las Cartas (consejos pastorales), y
 Apocalipsis (la profecía de la victoria final en Cristo).



LOS EVANGELIOS


Los evangelios narran la vida, muerte, y resurrección de Cristo. ¿Por qué hay cuatro evangelios? Porque cada uno presenta una perspectiva distinta de la vida de Jesús:
o Mateo escribió especialmente para los lectores judíos, para mostrar que Jesús era el Mesías, cumpliendo la profecía del Antiguo Testamento.
o Marcos probablemente escribió para los creyentes gentiles en Roma, haciendo el relato un poco más simple, enfatizando más los hechos de Jesús que sus dichos.
o Lucas escribió a un hombre llamado Teófilo, para hacer una narración ordenada de la vida de Jesús (Lucas 1:1-4). Su evangelio es más largo y más detallado.
o Juan escribió un evangelio más teológico, expresamente para que los lectores "crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y que creyendo, tengan vida en su nombre." (Juan 20:31) Los destinatarios no constituyen ningún grupo en particular, sino todo el mundo, incluyendo tanto a judíos como gentiles.


Evangelio Lectores Característica
Mateo Judíos Profecía Cumplida
Marcos Romanos Simple
Lucas Teófilo Detallado
Juan Mundo Teológico



HECHOS
El libro de los Hechos relata la predicación del evangelio
y el crecimiento de la Iglesia, primero en Jerusalén, después en Judea, Samaria, y hasta "lo último de la tierra", incluyendo Roma. La gran expansión comienza el Día de Pentecostés en Jerusalén, cuando El Espíritu Santo es derramado sobre los apóstoles. Pedro predica un sermón muy especial, y miles son convertidos. Jesús ha sido victorioso sobre la muerte y ha enviado al Espíritu Santo para continuar la obra de redención. La historia en este libro claramente destaca el hecho de que no solamente los judíos creen, sino también los gentiles (término usado para los que no eran judíos que significa literalmente las naciones).






















04. CARACTERISTICAS DE LA IGLESIA DE CRISTO
Por: Richard Powlus
Dios mandó a Jonás: "Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y proclama en ella el mensaje que yo te diré" (Jonás 3:2). La única clase de predicación que agrada a Dios es predicar las cosas que él nos manda. En el mundo denominacional de hoy, desafortunadamente, no es ésta la clase de predicación que encontramos. Los predicadores muchas veces se preocupan más de complacer a su audiencia que a Dios. Los predicadores del primer siglo se preocupaban por complacer a Dios en su predicación (véase Hechos 4:20 y Gálatas 1:10). Los predicadores en las iglesias de Cristo dependen de la Palabra de Dios como la fuente y poder de su predicación. Nuestra preocupación es la salvación de las almas, no la "comezón en los oídos".
Ray Hawk era un predicador autorizado en una iglesia denominacional antes de su conversión. Ahora es un ministro en la iglesia de Cristo. En una serie de artículos escritos por él y titulados: "¿Estamos Predicando Doctrina Condenable?," él nos dice, "Rechacé la Disciplina (Metodista) y eso significaba que tenía que separarme de la iglesia Metodista. Mi licencia para predicar especificaba que yo había sido nombrado predicador Metodista para 'predicar el evangelio de acuerdo con la Disciplina de la iglesia Metodista.' Ya no podría hacerlo, porque la Disciplina Metodista no me iba a permitir predicar las simples verdades de la Biblia. La mayoría de los predicadores denominacionales de estos tiempos están en esa posición, comprometidos con los credos de sus iglesias más que con la Biblia como la fuente de su enseñanza.
Más asombrosa aún es la actitud que muchos predicadores tienen hacia las Sagradas Escrituras. En Cristianity Today (13 de octubre de 1967), se informan los resultados de una encuesta tomada entre 7,441 predicadores protestantes en los Estados Unidos. En esa encuesta, el 89% de los sacerdotes episcopales, el 82% de los predicadores metodistas, el 81% de los predicadores presbiterianos, y el 57% de los predicadores luteranos americanos rechazaron una interpretación literal de la Bibla cuando se les preguntó si creían que la Biblia era la palabra inspirada por Dios. La revista Time (diciembre 30 de 1974), en un artículo titulado "La Biblia: El Creyente Gana", discute este mismo rechazo a la inspiración literal de la Biblia por parte de líderes y maestros denominacionales.
Examinemos la actitud hacia la Biblia por parte de los predicadores de la iglesia del Nuevo Testamento.
Estudiaban la palabra de Dios. En 1 Tim. 4:13, Pablo instruía a Timoteo a que, "...se ocupara en la lectura..." De este contexto , así como de 2 Tim. 2:15, se deduce que la palabra de Dios era el objeto de esa lectura. Sabían que debían manejar la palabra de Dios con propiedad para presentarse ante Dios como siervos aprobados. ¡Esto requiere estudio diligente! Aprendemos en Hebreos 5:12-14 que aquellos que estudian y usan la palabra de Dios están capacitados para entenderla y enseñar a otros. En 2 Pedro 3:15-16, encontramos una referencia acerca del estudio que hacía Pedro de las cartas de Pablo. Los predicadores en la iglesia de Cristo deben mostrar diligencia en estudiar la palabra de Dios para poder proclamarla con efectividad.
Citaban textos de las Escrituras para apoyar su predicación. En su sermón el día de Pentecostés, Pedro citó a Joel 2:28 para probar que su discurso provenía de Dios, no del vino. Utilizó el Salmo 16:8 para probar que David había previsto la venida de Cristo y su resurrección. Usó 2 de Samuel 7:12 y el Salmo 132:11 para probar que Jesús estaba ahora en su trono en los cielos. En Hechos 7, Esteban usó las escrituras del Antiguo Testamento para probar que por su dureza de corazón los líderes judíos rechazaban la verdad. Cuando Felipe enseñaba al eunuco etíope acerca de Cristo y el plan de salvación, se escribe en Hechos 8:35, "y comenzando desde esta escritura (Isaías 53), le predicó a Jesús." En Hechos 18:28 se dice de la predicación de Apolo, "porque vigorosamente refutaba en público a los judíos, demostrando por medio de las Escrituras que Jesús era el Cristo." Se dice de Pablo y Bernabé que ellos "continuaron en Antioquía, enseñando la palabra del Señor y anunciando el evangelio con otros muchos" (Hechos 15:35).
Creían que sólo las Escrituras eran suficientes. No tuvieron necesidad de libros de credos. De hecho, condenaron los credos y doctrinas de hombres (Gálatas 1:6-9; 1 Tim. 1:6-7; 4:1-3; 2 Tim. 2:16-18; 3:5-9; Tito 1:9-11). Pablo (inspirado por el Espíritu Santo), en 2 Tim. 3:16-17 hace muy claro que en su predicación del Nuevo Testamento confiaba en las Escrituras como totalmente suficientes para hacernos perfectos, completamente preparados "para toda buena obra". Más aún, se dice que debemos aprender de ellos "... a no ir más allá de lo que está escrito" (1 Cor. 4:6). De los que piensan que necesitamos más de lo que Cristo nos ha dado en su doctrina, se dice que no tienen a Dios. "El que persevera en la doctrina, ése tiene tanto al Padre como al Hijo" (2 Juan 9). Jesús prometió guiar a los apóstoles a toda la verdad (Juan 16:13). En 2 Pedro 1:3 este apóstol dijo, "viendo que todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquél que nos llamó ..." En 1 Juan 4:6 este apóstol dijo, "Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de la verdad y el espíritu del error." Puede poner por escrito que cualquier persona o grupo que no esté conforme con la suficiencia de las Escrituras y no sienta el deseo de "contender ardientemente por la fe que una vez fue dada a los santos" (Judas 3), no está representando a la iglesia de Dios.
La actitud y predicación de la iglesia neotestamentaria era muy diferente a la predicación en las iglesias denominacionales de hoy día. La iglesia de Cristo toma como patrón para su prédica el ejemplo de predicación de esos predicadores neotestamentarios. El poder de su predicación venía de las Escrituras.
Muchos predicadores dependen de la sabiduría de palabras para que su predicación sea poderosa. La filosofía es requisito en muchas escuelas que entrenan predicadores. Algunos predicadores dependen de métodos teatrales para mantener a su audiencia entretenida. Algunos recurren al emocionalismo extremo para conmover a su audiencia y así piensan que han predicado poderosamente.
Los predicadores neotestamentarios descansaban en el evangelio como su fuente de poder en la predicación. "Porque Cristo me envió ... a predicar el evangelio, no con sabiduría de palabras, para que no se desvirtúe la cruz de Cristo. Porque el mensaje de la cruz es locura para los que se están perdiendo; pero para nosotros que somos salvos, es poder de Dios" (1 Cor. 1:17-18). Debemos leer Romanos 1:15-17, donde también se declara el poder del evangelio. Pablo dice, "... cuando fuí a vosotros, no fuí anunciándoos el testimonio de Dios con excelencia de palabras o de sabiduría" (1 Cor. 2:1). Sin embargo tuvo éxito en hacer volver a los perdidos a Cristo y en edificar iglesias fuertes. El tuvo éxito porque descansó en el poder de Dios a través de Su palabra. "Lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando las cosas espirituales con palabras espirituales" (1 Cor. 2:13).
El poder de la predicación apostólica lo constituía su deseo de declarar "todo el consejo de Dios" (Hechos 20:27). La predicación que no cita las Escrituras se queda corta en declarar todo el consejo de Dios. Enseñar sólo parte del evangelio tiene tan poco poder para salvar como el enseñar algo erróneo.
El poder de su predicación fue también su deseo de anunciarles todo lo que fuese útil (Hechos 20:20). Esto es, lo que la iglesia o los perdidos necesitaban escuchar, eso era lo que ellos predicaban. ¡Hoy necesitamos predicadores con el mismo valor! Muchos hoy día son como los que Pablo describe en 2 Timoteo 4:3-4. Qué lástima que haya hoy día tantos que pretenden piedad mientras que al mismo tiempo niegan su eficacia (2 Timoteo 3:5).
CONCLUSION
También se advierte el resultado de tal clase de predicación. "Ten cuidado de tí mismo y de la enseñanza; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a tí mismo y a los que te escuchen" (1 Timoteo 4:16). Dios nos ayude siempre a conformar nuestra predicación según el patrón de los predicadores neotestamentarios.
PREGUNTAS
¿Qué clase de predicación agrada a Dios?
Explique la actitud de muchos predicadores denominacionales hacia la Biblia y cómo afectaría esto su predicación.
¿Por qué deben los predicadores y maestros estudiar la palabra de Dios?
¿Cómo podemos discernir el espíritu de verdad y el espíritu de error en la predicación?
¿En qué consistía el poder de la predicación neotestamentaria?
Si los predicadores predican según el patrón neotestamentario, ¿cuál debe ser el resultado?















05. ¿Puedo confiar en el Nuevo Testamento?
Rusty Wright y Linda Raney Wright

"¿Cómo puede alguna persona bien educada creer en el Nuevo Testamento? Fue escrito tanto tiempo después de los sucesos que registra que es imposible que podamos considerar que es históricamente confiable." Esta es un pregunta frecuente en las universidades, y merece una respuesta honesta.
¿Cómo se determina la autenticidad de un libro antiguo? C. Sanders, un historiador militar, indica tres pruebas básicas usadas por historiadores y críticos literarios. {1} Estas son la prueba interna, la prueba externa y la prueba bibliográfica. Veamos brevemente cómo resiste el Nuevo Testamento cada una de estas pruebas.
1. La prueba interna
Aquí, nuestra pregunta tiene que ver con la confiabilidad de los escritores según lo que revela el texto mismo. Uno de las cuestiones principales es si tenemos o no testimonios de testigos presenciales. Los relatos de la vida de Cristo en el Nuevo Testamento fueron escritos por testigos presenciales o por personas que relataban los informes de los hechos reales hechos por testigos presenciales. Juan escribió: "lo que hemos visto y oído [con relación a Cristo], eso os anunciamos" {2} Pedro afirmó que él y sus colegas habían visto "con [sus] propios ojos su majestad." {3} Lucas dijo que su evangelio estaba basado en relatos compilados de testigos presenciales. {4} En un tribunal de justicia, el testimonio de un testigo presencial es el testimonio más confiable.
Otra cuestión en la prueba interna es la consistencia de los informes. Si dos escritores presentan testimonios que son contradictorios, surgen dudas acerca de la integridad de uno o ambos relatos.
Muchos han dicho que el Nuevo Testamento contiene contradicciones. Para enfrentar estos cargos, es importante entender que la palabra "contrario" se define en el diccionario Webster (inglés) como "una proposición relacionada de tal forma con otra que, si bien ambas pueden ser falsas, no pueden ser ambas verdaderas." Por lo tanto, la afirmación "Juan y José están en esta sala" contradice la afirmación "sólo Juan está en esta sala." Sin embargo, no contradice la afirmación "Juan está en esta sala." La omisión no constituye necesariamente una contradicción.
Con esto en mente, considere varias supuestas contradicciones del Nuevo Testamento. Algunos señalan que Lucas escribe de dos ángeles en la tumba de Jesús después de la resurrección {5} en tanto que Mateo menciona "un ángel." {6} La observación de estas afirmaciones es correcta, pero la interpretación de ellas no. Si Mateo afirmara explícitamente que sólo había un ángel presente en ese momento, los dos relatos serían disonantes. Tal como están, son armoniosos.
Otros señalan la aparente discrepancia en los relatos del nacimiento de Jesús. Hans Conzelmann, un teólogo alemán, al escribir acerca de los relatos de Mateo y de Lucas de la natividad, dice que "en cada detalle, discrepan." {7} Él se centra en las aparentes inconsistencias geográficas.
La simple observación muestra que los dos relatos ciertamente difieren. Lucas habla de José y María cuando partieron de Nazaret y viajaron a Belén (para el censo y el nacimiento de Jesús en Belén). Luego registra el retorno de la familia a Nazaret. {8} El relato de Mateo comienza con la pareja en Belén (y el nacimiento de Jesús allí) y registra su huida a Egipto para escapar de la ira del rey Herodes, y relata su viaje a Nazaret después de la muerte de Herodes. {9}
Contradictorio o complementario
Conzelmann considera que estos detalles son contradictorios, pero ¿lo son? Los evangelios nunca dicen ser registros exhaustivos de la vida de Cristo. Todo biógrafo debe necesariamente ser selectivo. ¿Acaso no puede haber Mateo escogido omitir el viaje para el censo de Nazaret a Belén, y Lucas la huida a Egipto? Como tales, los relatos con complementarios antes que contradictorios. {10}
A menudo, este tipo de críticos parece incapaz de discernir cuidadosamente el contenido de los textos bíblicos debido a sus propias presuposiciones y especulaciones encumbradas. Uno tiende a concordar con la crítica de C. S. Lewis de estos escépticos cuando escribe: "Estos hombres me pidan que crea que pueden leer entre las líneas de los viejos textos; la evidencia (de que no lo pueden hacer) está en su obvia incapacidad de leer (en algún sentido que valga la pena discutir) las líneas mismas. {11} Considere un ejemplo final (y más difícil) de una supuesta inconsistencia. Muchos han notado una diferencia entre los relatos sinópticos (los de Mateo, Marcos y Lucas) y el relato de Juan de la fecha de la muerte de Jesús. Específicamente, la cuestión tiene que ver con la relación cronológica de la crucifixión con la comida de la Pascua de los judíos. Marcos menciona a algunos judíos que celebraban la Pascua en la noche antes de la crucifixión. {12} Juan parece indicar una celebración de la Pascua después de la crucifixión. {13} En un artículo reciente y concluyente, el Dr. Harold Hoehner de Dallas Theological Seminary resuelve el enigma. {14} Cita evidencia de la Mishna y los eruditos Strock-Billerbock para mostrar que los fariseos y saduceos (dos partidos religiosos contemporáneos) no estaban de acuerdo en el día de la semana en el cual debía caer la Pascua. El resultado era que los fariseos celebraban la Pascua un día antes que los saduceos. Esto hace que sea perfectamente plausible que los sinópticos usaron el cálculo de los fariseos, en tanto que Juan presenta el de los saduceos, lo cual explica la diferencia.
2. La prueba externa
Esta prueba pregunta si otros materiales históricos y arqueológicos confirman o niegan el testimonio interno provisto por los documentos mismos. Hay varios autores de la antigüedad que escribieron acerca de Jesús como una persona de la historia. Entre ellos están Tácito, Josefo, Suetonio y Plinio el Joven. {15} Sir William Ramsey, un arqueólogo eminente, en un tiempo sostenía que los escritos de Lucas no eran acertados históricamente. Su propia investigación posterior de la arqueología del Cercano Oriente lo forzó a revertir su posición y concluir que "Lucas es un historiador de primera categoría." {16}
Nelson Glueck, ex presidente de Jewish Theological Seminary, en Cincinatti, y uno de los más grandes arqueólogos, además de judío, escribió: "Puede afirmarse categóricamente que ningún descubrimiento arqueológico ha desmentido alguna vez una referencia bíblica." {17}
La evidencia arqueológica
Considere algunos ejemplos de confirmaciones arqueológicas del Nuevo Testamento. En 1 Corintios, Pablo menciona el mercado de carne en Corinto. {18} Se ha descubierto una inscripción del antiguo Corinto que habla del "mercado de carne." {19} Lucas se refiere al templo de Artemisa en Éfeso y habla de un disturbio que ocurrió en un teatro en la misma ciudad. {20} El templo fue excavado en 1803 y medía 30 metros por 110 metros. {21} Unos arqueólogos austríacos en el siglo veinte desenterraron el teatro y encontraron que podía tener casi 25.000 personas. {22}
Marcos escribe de Jesús cuando sanó un ciego mientras salía de Jericó. {23} Lucas, que escribía aparentemente del mismo suceso, dice que ocurrió cuando Jesús se estaba acercando a Jericó. {24}
Las excavaciones entre 1907 y 1909 hechas por Ernest Sellin, de la Sociedad Alemana Oriental, mostró que había "ciudades mellizas" de Jericó en el tiempo de Jesús-una antigua ciudad judía y una ciudad romana separadas por un kilómetro y medio aproximadamente. {25} Aparentemente, Marcos se refería a una y Lucas a la otra, y el incidente ocurrió mientras Jesús viajaba entre ambas.
William F. Albright, uno de los principales arqueólogos bíblicos del mundo, agrega un comentario útil: "Hoy podemos decir enfáticamente que ya no hay ninguna base sólida para fechar ningún libro del Nuevo Testamento después de 80 d.C. aproximadamente, dos generaciones completas antes de la fecha entre 130 y 150 d.C. dada por los críticos más radicales del Nuevo Testamento actuales." {26} Esta afirmación es crucial, porque significa que algunos de los adversarios de Cristo, que estaban vivos mientras estuvo sobre la tierra, indudablemente todavía estaban vivos cuando se escribieron los libros del Nuevo Testamento. Su presencia hubiera impulsado a los escritores del Nuevo Testamento a prestar mucha atención a la veracidad de las afirmaciones. Y podemos estar seguros de que si hubiera habido algún error en sus relatos los adversarios de Cristo (de los cuales habría muchos) los hubieran puesto en evidencia rápidamente.
3. La prueba bibliográfica
Esta prueba final es necesaria porque no poseemos los manuscritos originales de los documentos más antiguos. La pregunta que debe hacerse, entonces, es: "¿Cuántas copias primitivas tenemos, y cuán cerca de los originales están en el tiempo?" A. T. Robertson, autor de uno de los libros más completos de gramática del griego del Nuevo Testamento, escribió: "... tenemos 13.000 copias manuscritas de porciones del Nuevo Testamento." {27} Muchas de estas copias están fechadas sólo un breve tiempo (80 a 400 años) después de los originales.
Cuando se comparan los documentos del Nuevo Testamento con otros escritos de la antigüedad con relación a la cantidad de copias primitivas y la proximidad cronológica de las copias respecto de los originales, el Nuevo Testamento es muy superior. (Por ejemplo, tenemos sólo 10 buenas copias de Las Guerras de Galia y son de 1000 años después del original, siete copias de la Tetrologías de Platón, 1200 años después del original. Hay resultados similares para los escritos de Tucídides, Herodoto y muchísimos otros.) {28}
El fallecido Sir Frederic Kenyon, ex director y bibliotecario principal del British Museum, era una de las principales autoridades sobre la confiabilidad de manuscritos antiguos. Él llegó a esta conclusión:
"El intervalo, entonces, entre las fechas de la composición original y la evidencia existente más antigua se ha vuelto tan pequeño que llega a ser despreciable, y el último fundamento para alguna duda de que las Escrituras no nos hayan llegado sustancialmente como fueron escritas ha sido quitado ahora. Tanto la autenticidad como la integridad general de los libros del Nuevo Testamento pueden ser considerados como establecidos finalmente." {29}
Si uno concluye que los documentos del Nuevo Testamento son históricamente confiables, es lógico que debería considerar seriamente el mensaje que presentan. En el Antiguo y en el Nuevo Testamento, el mensaje de la Biblia es el mensaje de Jesucristo. Y Él ofrece una vida abundante y eterna a todo aquel que considere y responda a sus afirmaciones: "Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida... y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres." {30}
Referencias
{1}Sanders, C. Introduction to Research in English Literary History (New York: MacMillan, 1952), pp. 143ff; citado en Montgomery, John. "History and Christianity," reimpresión de His Magazine, Chicago, December 1964-March 1965, PP. 6-9
{2}1 Juan 1:3.
{3}2 Pedro 1:16.
{4}Lucas 1:1-3.
{5}Lucas 24:1-4.
{6}Mateo 28:1-8.
{7}Conzelmann, Hans. Jesus. El artículo clásico de RGG expandido y actualizado (Philadelphia: Fortress Press), pp. 26-27.
{8}Lucas 1:26, 2:40.
{9}Mateo 2:1-23.
{10}Cheney, Johnston. The Life of Christ in Stereo. (Portland, OR: Western Seminary Press, 1971), pp. 6-14, 243.
{11}Hooper, Walter (ed.). Christian Reflections (William B. Eerdmans) citado en McDowell, Josh. More Evidence That Demands a Verdict (San Bernardino, CA: Campus Crusade for Christ, Inc., 1975), p. 342.
{12}Marcos 14:12ff.
{13}Juan 18:28.
{14}Hoehner, Harold W. "Chronological Aspects of the Life of Christ, Part IV" Bibliotheca Sacra (Dallas: Dallas Theological Seminary, July, 1974), pp. 241-264.
{15}Bruce, F. F. Jesus and Christian Origins Outside the New Testament. (Grand Rapids: Eerdmans, 1974), pp.19-41.
{16}Ramsay, W.M. The Bearing of Recent Discovery on the Trustworthiness of the New Testament. (1915), p. 222; citado en Bruce, F. F. The New Testament Documents - Are They Reliable? (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1968), p. 91.
{17}Glueck, Nelson. Rivers in the Desert History of Negev. (Philadelphia: Jewish Publications Society of America, 1969); citado en McDowell, Josh. Evidence That Demands A Verdict. (San Bernardino, CA: Campus Crusade for Christ, Inc., 1972), p. 68.
{18}1 Corintios 19:25.
{19}Bruce, Christian Origins. p 200.
{20}Hechos 19:27-29.
{21}Free, Joseph P. Archaeology and Bible History. (Wheaton: Scripture Press,1951), p.324.
{22}Ibid.
{23}Marcos 10:46-52.
{24}Lucas 18:35 43.
{25}Free, op cit, p. 295; la vieja Jericó judía puede haber sido una "ciudad fantasma" o simplemente un montículo en tiempos de Jesús.
{26}Albright, William. Recent Discoveries in Biblical Lands. (New York: Funk and Wagnalls, 1955), p. 136; citado en McDowell, op. cit., p. 65.
{27}Robertson, A T., Introduction to the Textual Criticism of the New Testament. (Nashville: Broadman Press, 1925), p. 70; citado en Montgomery, op. cit., p. 6.
{28}McDowell, op. cit., pp. 46-56: Montgomery, op. cit., p. 6: Bruce, op. cit., pp. 10-20.
{29}Kenyon, F. G. The Bible and Archaeology. (New York and London: Harper, 1940), pp. 288, 89; citado en Montgomery, op. cit., p. 6.
{30}Juan 8:12, 32.
Traducción: Alejandro Field

Acerca del Autor
Linda Raney Wright es una galardonada autora, escritora y oradora. Se graduó de University of California at Berkeley en Retórica, ha escrito en revistas importantes y ha aparecido en programas de entrevistas en televisión al dar conferencias en universidades y ciudades en todo el mundo.
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06. Los Evangelios: ¿historia o mitología?
Pat Zukeran

Diferencias entre los cuatro Evangelios
Los escépticos han criticado los Evangelios -los cuatro primeros libros del Nuevo Testamento- como legendarios en naturaleza antes que históricos. Señalan las supuestas contradicciones entre Mateo, Marcos, Lucas y Juan. También sostienen que los Evangelios fueron escritos siglos después de la vida de los testigos oculares. La fecha tardía permitió que proliferaran leyendas y exageraciones, dicen.
Los Evangelios, ¿son históricos o mitológicos?
El primer desafío a tratar es cómo justificar las diferencias entre los cuatro Evangelios. Son, cada uno, diferentes en naturaleza, contenido y en los hechos que incluyen o excluyen. La razón de las variaciones es que cada autor escribió para un público diferente y desde su propia perspectiva única. Mateo escribió para un público judío para demostrarle que Jesús es realmente su Mesías. Por eso Mateo incluye muchas de las enseñanzas de Cristo y hace numerosas referencias a las profecías del Antiguo Testamento. Marcos escribió para un público griego o gentil, para demostrar que Jesús es el Hijo de Dios. Por lo tanto, fundamenta su caso centrándose en los sucesos de la vida de Cristo. Su Evangelio va rápidamente de un suceso a otro, demostrando el señorío de Cristo sobre toda la creación. Lucas escribió para dar un relato histórico preciso de la vida de Jesús. Juan escribió luego de reflexionar durante muchos años sobre su encuentro con Cristo. Con esta perspectiva, cerca del final de su vida, Juan se sentó y escribió el más teológico de todos los Evangelios.
Deberíamos esperar algunas diferencias entre los cuatro relatos independientes. Si fueran idénticos, sospecharíamos que los escritores colaboraron entre sí. Gracias a sus diferencias, los cuatro Evangelios en realidad nos dan un cuadro más completo y rico de Jesús.
Permítame darle un ejemplo. Imagine si cuatro personas -su hijo, su padre, un colega y un buen amigo- escribieran una biografía de su vida. Cada uno se centraría en diferentes aspectos de su vida, y escribiría desde una perspectiva única. Uno escribiría sobre usted como padre, otro como un hijo que está creciendo, otro como profesional y otro como un par. Cada uno podría incluir historias diferentes, o vería el mismo suceso desde un ángulo diferente, pero sus diferencias no significarían que estuvieran errados. Cuando unimos los cuatro relatos, tendríamos un cuadro más rico de su vida y personalidad. Eso es lo que ocurre en los Evangelios.
Así que reconocemos que las diferencias no significan necesariamente errores. Durante siglos, los escépticos han alegado que hay errores; sin embargo, la mayoría de las acusaciones han sido contestadas. El erudito del Nuevo Testamento, el Dr. Craig Blomberg, escribe: "A pesar de dos siglos de ataques de los escépticos, es justo decir que todas las supuestas inconsistencias entre los Evangelios han recibido al menos resoluciones plausibles".{1} Otro erudito, Murray Harris, enfatiza: "Aun la presencia de discrepancias en detalles circunstanciales no es evidencia de que el hecho central no sea histórico".{2} Los cuatro Evangelios nos dan un relato complementario y no contradictorio.
La fecha de los escritos del Nuevo Testamento: evidencia interna
Los críticos afirman que los Evangelios fueron escritos siglos después de la vida de los testigos oculares. Esto permitiría que proliferaran los mitos acerca de la vida de Jesús. ¿Fueron los Evangelios escritos por testigos oculares, como afirman, o fueron escritos siglos después? Los hechos históricos parecen crear un caso fuerte a favor de una fecha en el primer siglo.
El ministerio de Jesús fue entre los años 27 y 30 d.C. El destacado erudito del Nuevo Testamento, F. F. Bruce, da sólida evidencia de que el Nuevo Testamento se había completado para el año 100 d.C. {3} La mayoría de los escritos del Nuevo Testamento se habían completado entre veinte y cuarenta años antes de esta fecha. Las fechas tradicionales de los Evangelios son las siguientes. Se cree que Marcos fue el primer Evangelio, y fue escrito alrededor de 60 d.C. Mateo y Lucas vinieron después, y fueron escritos entre 60 y 70 d.C. Juan, el último Evangelio, fue escrito entre 90 y 100 d.C.
La evidencia interna apoya estas fechas tempranas por varias razones. Los primeros tres Evangelios profetizaron la caída del templo de Jerusalén, que ocurrió en 70 d.C. Sin embargo, no se menciona su cumplimiento. Es extraño que estos tres Evangelios predigan este importante suceso pero no registren que haya ocurrido. ¿Por qué no mencionan un hito profético tan importante? La explicación más plausible es que aún no había ocurrido cuando fueron escritos Mateo, Marcos y Lucas.
En el libro de Hechos, el templo juega un papel central en la nación de Israel. Lucas escribe como si el templo fuera una parte importante de la vida judía. También finaliza Hechos de una forma extraña: Pablo viviendo bajo arresto domiciliario. Es extraño que Lucas no registre la muerte de sus dos personajes principales: Pedro y Pablo. La razón más plausible de esto es que Lucas terminó de escribir Hechos antes del martirio de Pablo, en 64 d.C. Un punto importante a destacar es que el Evangelio de Lucas precede a Hechos, lo que apoya aún más la fecha tradicional para el Evangelio de 60 d.C. Además, la mayoría de los eruditos están de acuerdo en que Marcos precede a Lucas, lo que hace que el Evangelio de Marcos sea aún más antiguo.
Finalmente, la mayoría de los eruditos del Nuevo Testamento cree que las epístolas de Pablo fueron escritas entre 48 y 60 d.C. El bosquejo de la vida de Jesús que hace Pablo coincide con el de los Evangelios. Primera de Corintios es uno de los libros menos cuestionados en cuanto a su fecha y autoría paulina. En el capítulo 15, Pablo resume el evangelio y refuerza la premisa de que este es el mismo evangelio predicado por los apóstoles. Aun más convincente es el hecho de que Pablo cita el Evangelio de Lucas en 1 Timoteo 5:18, lo que nos demuestra que este libro fue completado realmente durante la vida de Pablo. Esto llevaría la fecha de finalización del Evangelio de Lucas cerca de la de Marcos y Mateo.
La evidencia interna presenta un fuerte caso a favor de una fecha temprana de los Evangelios.
La fecha de los Evangelios: evidencia externa
¿Fueron escritos los Evangelios por testigos oculares de los sucesos, o fueron registrados recién varios siglos después? Como ocurre con la evidencia interna, la evidencia externa apoya una fecha en el primer siglo.
Afortunadamente, los eruditos del Nuevo Testamento tienen una enorme cantidad de evidencia de manuscritos antiguos. La evidencia documental a favor del Nuevo Testamento supera largamente la de cualquier otra obra de su tiempo. Tenemos más de 5.000 manuscritos, y muchos están fechados dentro de unos pocos años posteriores a la vida de sus autores.
He aquí algunos documentos clave. Un manuscrito importante es el Papiro Chester Beatty. Contiene la mayoría de los escritos del N. T., y está fechado alrededor de 250 d.C.
El Papiro Bodmer contiene la mayor parte de Juan, y está fechado alrededor de 200 d.C. Otro es el Papiro Rylands, que se encontró en Egipto y que contiene un fragmento de Juan, con fecha 130 d.C. De este fragmento podemos concluir que Juan fue completado mucho antes de 130 d.C. porque no solo tendría que haberse escrito el Evangelio sino que tuvo que ser copiado a mano y llegar a Egipto desde Grecia. Dado que la enorme mayoría de los eruditos concuerdan en que Juan fue el último Evangelio escrito, podemos confirmar su fecha en el primer siglo, junto con los otros tres, con mayor seguridad.
Una pieza de evidencia final proviene de los Rollos del Mar Muerto, Cueva 7. Jose Callahan descubrió un fragmento del Evangelio de Marcos y fechó su escritura en 50 d.C. También descubrió fragmentos de Hechos y otras epístolas, que fechó como escritas apenas después de 50 d.C.{4}
Otra línea de evidencia son los escritos de los Padres de la Iglesia. Clemente de Roma envió una carta a la iglesia de Corinto en 95 d.C. en la que citaba los Evangelios y otras porciones del N. T. Ignacio, obispo de Antioquía, escribió una carta antes de su martirio en Roma, en 115 d.C., donde citaba los Evangelios y otras cartas del N. T. Policarpo escribió a los filipenses en 120 d.C. y citó los Evangelios y cartas del N. T. Justino Mártir (150 d.C.) cita Juan 3. Los Padres de la Iglesia de principios del segundo siglo estaban familiarizados con los escritos del apóstol y los citaban como Escrituras inspiradas.
El fechado temprano es importante por dos razones. Cuanto más cerca se encuentra un registro histórico de la fecha del suceso, es más probable que sea preciso el registro. El fechado temprano permite que los testigos oculares estuvieran todavía vivos cuando circulaban los Evangelios para dar fe de su precisión. Los apóstoles suelen apelar al testimonio de la multitud hostil, invocando su conocimiento de los hechos también (Hechos 2:22, 26:26). Además, el tiempo es demasiado breve para que se desarrollen las leyendas. Los historiadores concuerdan en que lleva alrededor de dos generaciones -ochenta años- para que los relatos legendarios se establezcan.
A partir de la evidencia, podemos concluir que los Evangelios realmente fueron escritos por los autores a los que se los atribuye.
¿Cuán confiable era la tradición oral?
Previamente defendí el fechado temprano de los Evangelios. A pesar de su fechado temprano, hay una brecha temporal de varios años entre la ascensión de Jesús y la escritura de los Evangelios. Hay un período durante el cual los relatos de los Evangelios fueron aprendidos de memoria por los discípulos y transmitidos oralmente. La pregunta que debemos contestar es esta: ¿Fue memorizada y transmitida correctamente la tradición oral? Los escépticos aseveran que la memoria y la tradición oral no pueden preservar con precisión los relatos de persona a persona durante muchos años.
La evidencia muestra que, en culturas orales, donde la memoria ha sido entrenada durante generaciones, la memoria oral puede preservar y transmitir con precisión grandes cantidades de información. Deuteronomio 6:4-9 nos revela cuánto se enfatizaba en la cultura judía la instrucción oral y la memorización de la enseñanza divina. Es un hecho bien conocido que los rabíes aprendían de memoria el A.T. y gran parte de la ley oral. Los judíos atribuían un gran valor a la memorización de cualquier escrito que reflejara la Escritura inspirada y la sabiduría de Dios. Yo estudié con un profesor de griego que había memorizado los Evangelios palabra por palabra. En una cultura donde se practicaba esto, las habilidades de memorización eran muy avanzadas comparadas con las nuestras hoy. El erudito del Nuevo Testamento, Darrel Bock, dice que la cultura judía era "una cultura de la memoria".{5}
Rainer Reisner presenta seis razones clave por las que la tradición oral preservó con precisión las enseñanzas de Jesús.{6} Primero, Jesús usó la práctica de los profetas del Antiguo Testamento de proclamar la palabra de Dios, lo cual exigía una preservación precisa de la enseñanza inspirada. Segundo, las presentaciones de Jesús de sí mismo como Mesías reforzaría entre sus seguidores la necesidad de preservar sus palabras con precisión. Tercero, el noventa por ciento de las enseñanzas y dichos de Jesús usan métodos mnemónicos similares a los que usa la poesía hebrea. Cuarto, Jesús entrenó a sus discípulos para que enseñaran sus lecciones aun cuando estaba en la tierra. Quinto, a los muchachos judíos se les educaba hasta que tenían doce años, así que los discípulos probablemente sabían leer y escribir. Finalmente, así como los maestros judíos y griegos reunían discípulos, Jesús reunió y entrenó a los suyos para que siguieran luego de su muerte.
Cuando uno estudia las enseñanzas de Jesús, se da cuenta de que sus enseñanzas e ilustraciones son fáciles de memorizar. Las personas de todo el mundo reconocen inmediatamente la historia del Buen Samaritano, el Hijo Pródigo y el Padrenuestro.
También sabemos que la iglesia preservó las enseñanzas de Cristo en forma de himnos que también eran fáciles de memorizar. El resumen del evangelio de Pablo en 1 Corintios 15 es un buen ejemplo de esto.
Podemos tener confianza en que la tradición oral preservó con precisión la enseñanzas y los sucesos de la vida de Jesús hasta que fueron puestos por escrito sólo unos pocos años después.
La transmisión de los textos de los Evangelios
Cuando hablo con musulmanes y mormones, a menudo llegamos a un punto en la discusión donde está claro que la Biblia contradice la posición de ellos. Entonces ellos dicen, como muchos escépticos, que la Biblia no ha sido transmitida con precisión y ha sido adulterada por la iglesia. Con relación a los Evangelios, ¿tenemos una copia precisa de los textos originales, o han sido adulteradas?
Anteriormente demostramos que los Evangelios fueron escritos en el primer siglo, durante la vida de los testigos oculares. Estos testigos oculares, tanto amistosos como hostiles, escudriñaron los relatos en busca de precisión.
Así que los escritos originales eran precisos. Sin embargo, no tenemos los manuscritos originales. Lo que tenemos son copias de copias de copias. ¿Son estas precisas, o han sido alteradas? Como demostramos antes, tenemos 5.000 manuscritos griegos del Nuevo Testamento. Cuando incluimos las citas de los Padres de la Iglesia, los manuscritos de la Vulgata Latina, el texto etíope y otros, el total llega a más de 24.000 textos antiguos. Con tantos textos antiguos, debería ser fácil detectar alteraciones significativas. Sin embargo, quienes acusan al Nuevo Testamento de estar adulterado no han producido dicha evidencia. Esto es significativo, porque debería ser fácil de hacer con tantos manuscritos disponibles. Lo cierto es que la gran cantidad de manuscritos confirman la preservación y transmisión precisa de los escritos del Nuevo Testamento.
Si bien podemos estar confiados en un copiado preciso, sí tenemos discrepancias textuales. Hay algunos pasajes con lecturas alternativas de las que no estamos seguros. Sin embargo, las diferencias son menores, y no afectan ninguna doctrina teológica importante. La mayoría tienen que ver con la estructura de la oración, el vocabulario o la gramática. Estas no afectan, de forma alguna, ninguna doctrina importante.
Veamos un ejemplo. En nuestras Biblias, se debate si Marcos 16:9-20 formaba parte de los escritos originales. Si bien yo personalmente no creo que este pasaje formó parte del texto original, su inclusión no afecta ninguna enseñanza importante del cristianismo. Dice que Cristo resucitó, apareció a los discípulos y los comisionó a predicar el evangelio. Esto se enseña en otras partes.
Las demás discrepancias son similares en su naturaleza. Los eruditos griegos están de acuerdo en que tenemos una copia muy precisa del original. Westcott y Hort dicen que tenemos una copia 98,33% precisa con relación al original.{7} A. T. Robertson dio una cifra de 99% de precisión respecto del original.{8} Como nos asegura el historiador Sir Fredric Kenyon: "... el último fundamento para alguna duda de que las Escrituras nos han llegado sustancialmente como fueron escritas ha sido removida ahora. Puede considerarse que tanto la autenticidad como la integridad general de los libros del Nuevo Testamento han quedado establecidos finalmente".{9}
¿Desacreditan los milagros los Evangelios?
Los escépticos cuestionan la precisión de los Evangelios por los milagros. Sin embargo, esta es una cuestión de cosmovisiones. Quienes sostienen una cosmovisión naturalista no creen que exista un creador omnipotente. Todo lo que existe es la energía y la materia. Por lo tanto, los milagros son imposibles. Su conclusión, por lo tanto, es que los relatos de milagros en los Evangelios son exageraciones o mitos.
Quienes sostienen una cosmovisión teísta pueden aceptar los milagros a la luz de nuestra comprensión de Dios y de Cristo. Dios puede intervenir en el tiempo y el espacio, y puede alterar las regularidades naturales de la naturaleza, así como pueden hacerlo los humanos, de formas menores y limitadas. Si Jesús es el Hijo de Dios, podemos esperar que Él realice milagros para confirmar sus afirmaciones de ser divino. Pero esto no termina en las cosmovisiones. También tenemos que mirar detenidamente los hechos históricos.
Como demostramos anteriormente, los Evangelios fueron escritos por testigos oculares de los sucesos de la vida de Cristo. Las fechas antiguas demuestran que los testigos oculares estaban vivos cuando circulaban los Evangelios, y podían dar fe de su precisión. Los apóstoles apelan frecuentemente al testimonio de la multitud hostil, señalando que ellos conocían los hechos también (Hechos 2:22, 26:26). Por lo tanto, si hubo exageraciones o historias contadas acerca de Cristo que no eran ciertas, los testigos oculares podrían haber desacreditado los relatos de los apóstoles. Recuerde que ellos comenzaron a predicar en Israel, en las mismas ciudades y durante la vida de los testigos oculares. Los judíos eran cuidadosos al registrar relatos históricos precisos. Muchos enemigos de la iglesia primitiva buscaban formas de desacreditar la enseñanza de los apóstoles. Si lo que decían los apóstoles no fuera cierto, los enemigos habrían protestado, y los Evangelios no habrían logrado demasiada credibilidad.
Hay, también, fuentes no cristianas que dan fe de los milagros de Cristo. Josefo escribe: "Ahora existió en ese tiempo Jesús, un hombre sabio, si corresponde llamarlo hombre, porque era un hacedor de obras maravillosas, un maestro de los hombres que reciben la verdad con placer. Atrajo hacia sí tanto a muchos de los judíos como a muchos de los gentiles". El Talmud judío, escrito en el siglo quinto d.C., atribuye los milagros de Jesús a la brujería. Los oponentes del evangelio no niegan que hicieran milagros, sino solo presentan explicaciones alternativas para ellos.
Finalmente, el poder de Cristo sobre la creación se revela supremamente en la resurrección. La resurrección es uno de los sucesos mejor atestiguados en la historia. para un tratamiento completo, vea el artículo Resurrection: Fact or Fiction en el sitio Web de Probe, www.probe.org.


Notas
1. Craig Blomberg, The Historical Reliability of the Gospels, (Downers Grove, Ill.: InterVarsity Press, 1987), 10. Volver
2. Ibid., 9. Volver
3. F.F. Bruce, 14. Volver
4. Norman Geisler, Baker Encyclopedia of Christian Apologetics, (Grand Rapids, Mich.: Baker Books, 2002), 530. Volver
5. Michael Wilkins and J.P. Moreland, Jesus Under Fire, (Grand Rapids, Mich.: Zondervan Publishing, 1995), 80. Volver
6. Blomberg, The Historical Reliability of the Gospels, 27-28. Volver
7. Geisler, 474. Volver
8. Ibid. Volver
9. Citado por Norman Geisler, General Introduction to the Bible, (Chicago: Moody Press, 1986), 405. Volver
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Traducción: Alejandro Field

Acerca del Autor
Patrick Zukeran es un conferencista asociado de Probe Ministries. Se graduó de Point Loma Nazarene College en San Diego, California y tiene un Th.M. del Dallas Theological Seminary. Actualmente sirve como pastor del Asian American Baptist Church en Richardson, Texas. Si usted tiene algún comentario o pregunta sobre este artículo, envíelo por favor a espanol@probe.org. Por favor indique a qué artículo se está refiriendo.
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07. ARQUEOLOGÍA Y EVANGELIO

Miguel Picirillo
Estudio Franciscano de la Flagelación.
Jerusalén
Texto tomado de la revista TIERRA SANTA
(Mayo-Junio 1988) 138-149.

La arqueología de Tierra Santa ofrece a la investigación histórica referente a la vida de Jesús y primeros pasos de la comunidad cristiana en Palestina, una nota de optimismo y de concretización.
Antes de hablar de la contribución de la arqueología al conocimiento del Evangelio, creo oportuno aclarar un punto esencial para comprender cuanto sigue y evitar confusiones.
Casi todos nosotros estamos obsesionados por la manía de lo antiguo, manía particularmente viva en esta época que se refugia en el pasado ante la incertidumbre del presente y del futuro. Además, fascina el sensacionalismo que acompaña a algunos descubrimientos arqueológicos. Quiero precisar que el trabajo arqueológico es mucho más humilde y menos romántico de cuanto se piensa. En efecto, la investigación arqueológica no se distingue, por ejemplo, del trabajo del científico. El descubrimiento de un monumento antiguo, que raramente es sensacional, debe encuadrarse en un contexto humano, en cuanto estimulo útil, pero no necesario, para el descubridor.
Son otros los móviles que estimulan al arqueólogo. Para un hombre que debe poseer la precisión en los detalles, propia del técnico, y la amplia visión del historiador, el móvil principal de su vocación-pasión es el hombre y su historia, convencido que la arqueología, en cuanto ciencia, no es fin en sí misma. La investigación arqueológica es un servicio y tiene por objeto proyectar luz sobre los diversos componentes de la presencia del hombre sobre la tierra en un determinado período histórico.
En el caso preciso de la arqueología bíblica, su objetivo es esclarecer el ambiente histórico-geográfico de la Palestina del tiempo de Jesús y ofrecer nuevos datos sobre los personajes contemporáneos de Jesús. Nunca podrá, sin embargo, sustituir al relato evangélico. La arqueología se imita a ser mero subsidio para mejor penetrar el mensaje evangélico, que. en la intención de los evangelistas va más allá del simple relato.

No es incumbencia de la arqueología convencer ni, menos aún, ofrecer la evidencia de la fe, como parece concluirse leyendo ciertos títulos de una determinada literatura moderna. La arqueología bíblica habrá alcanzado su objetivo si se limita a presentar la evidencia histórica del ambiente y de los personajes del relato evangélico.

Las mismas calles y casas que vieron los ojos de Jesús en Galilea
Después de casi cíen años de investigación arqueológica en Tierra Santa y especialmente después de los últimos descubrimientos, podemos afirmar que la arqueología evangélica no ha defraudado nuestras esperanzas. Ha suministrado datos de gran importancia para conocer la geografía del Evangelio, para esclarecer las ideas políticas y religiosas que circulaban entre los oyentes de Jesús y de los Apóstoles y para concretizar las imágenes que aparecen en el Evangelio y acompañan al mensaje de Jesús.
Gracias a los descubrimientos arqueológicos conocemos hoy los pueblos y aldeas de Galilea, a través de los cuales Jesús pasó haciendo bien. Se han descubierto, por ejemplo, las calles y casas del Cafarnaún de los primeros siglos y las de Corozain, en la ribera occidental del lago de Genesaret. Son, poco más o menos, las mismas calles y casas que vieron los ojos de Jesús, casas donde El quedaba a descansar después de haber pasado el día predicando.
En los pueblos y aldeas de Galilea los arqueólogos han puesto al descubierto monedas, utensilios caseros de cristal, hierro, tierra cocida, basalto, etc., que usaban los campesinos del interior y los pescadores del lago, a los cuales Jesús prefería dirigirse, procurando alejarse de las ciudades asentadas en las riberas del lago: Mágdala, Tiberíades, Betsaida Julia, Hippos, Gadara, Filoteria, etc., cuyos habitantes se dedicaban a negocios más lucrativos.

Conocemos las mansiones de los ricos en la Jerusalén del Siglo I.
La investigación arqueológica nos ha permitido conocer la ciudad de Jerusalén y su desarrollo edilicio en las diversas etapas de su historia. A principios del siglo 1, cuando el pequeño Jesús subía a la Ciudad Santa en peregrinación con sus padres, Jerusalén había alcanzado su máxima extensión territorial y monumental, gracias a la actividad constructora de los Asmoneos y de Herodes el Grande. Nos es posible, en consecuencia, verificar las páginas del Evangelio y la descripción más detallada del historiador Flavio Josefo.
Si en la Jerusalén del siglo han desaparecido las casas de los pobres, situadas en la cima de la colina oriental donde se alzaba la antigua ciudad jebusea, han llegado hasta nosotros, en cambio, las mansiones de los ricos y de la aristocracia sacerdotal, erigidas sobre la colina occidental, cubiertas y protegidas por la espesa capa de escombros acumulados a raíz de la destrucción de Jerusalén por las legiones romanas en el año 70.
Si hasta la fecha ha sido imposible excavar el área interior del Templo, en cambio ha sido minuciosamente explorado el perímetro exterior del muro que rodeaba la explanada del Templo, en gran parte artificial, construida al tiempo de Herodes el Grande.
Fuera de Jerusalén se encuentran, protegidas por el desierta, las ruinas de los palacios-fortalezas construidas por Herodes: Masada, Maqueronte (donde fue arrestado y ejecutado Juan Bautista), Herodion, Kypros, etc., que nos hacen revivir el ambiente lujoso en el que vivían, en tiempo de Jesús, los descendientes de Herodes. Por irania de la historia, ha sido precisamente en estos palacios-fortalezas, abandonadas por los descendientes de Herodes y después ocupados por los judíos sublevados contra Rama en la primera y segunda insurrección, donde los arqueólogos han hallado, junto a los rastros de lujo de otros tiempos, los más interesantes testimonios de vida ordinaria del primer siglo de nuestra era.

El desierto de Judá, mina de datos históricos
El desierto de Judá, a las puertas de Jerusalén, es asimismo una mina de datos históricos. En él se han descubierto, en buen estado, los manuscritos de Qumrán y los papiros de Murabbaat y de Nahal Hever. Si los primeros nos han iluminado sobre los fermentos religiosos que existían en tiempo de Jesús, los segundos nos han documentado dramáticamente, mejor que las páginas de Flavio Josefo, sobre los movimientos político-mesiánicos que llevaron a la nación judía a la ruina parcial en tiempo de Nerón y después, en tiempo del emperador Adriano, a la ruina total.
Estos descubrimientos arqueológicos han sido acompañados de un trabajo minucioso y poco conocido, de especialistas en epigrafía, cerámica, numismática, etc., encargados de dar vida a un mundo contemporáneo a las páginas del Evangelio.

La continuidad histórica en los santuarios a través de la historia.
Los recientes descubrimientos arqueológicos tienen eco en el campo histórico y teológico, en una atenta lectura de la antigua literatura cristiana que surgió y se desarrolló en concomitancia con los escritos del Nuevo Testamento, alrededor de la primera comunidad judeocristiana de Palestina, heredera directa de la doctrina de Jesús.
El encuentro de la investigación arqueológica con esta comunidad judeo-cristiana de los siglos I-V, abre nuevos horizontes a la investigación y nos permite explorar los orígenes del cristianismo, íntimamente vinculados con el Evangelio.
El arqueólogo, excavando cualquier lugar santo de Palestina venerado durante siglos, tiene a su alcance la oportunidad de interpretar las huellas de un culto y de una devoción populares como señales de continuidad histórica. Una excavación en la gruta de Belén, por ejemplo, en la casa de la Virgen en Nazaret, en Cafarnaún o en la basílica del Santo Sepulcro puede explicarnos un texto evangélico.
La historia de los santuarios vinculados al Evangelio y a la primitiva comunidad cristiana que los ha venerado y construido, es una historia atormentada y enlutada, reflejo de la historia de Palestina. El mensaje de Jesús, nacido en tierra judía, chocó ya en el primer siglo de nuestra era con el mesianismo judío fuertemente nacionalista y antirromano, del que sufrió las primeras persecuciones. Fue un momento doloroso pero necesario en la historia de la Iglesia, que tuvo como consecuencia la progresiva apertura del cristianismo al mundo de los gentiles.
Después, el tránsito de la primitiva comunidad judea-cristiana a la Iglesia de la gentilidad de cultura greco-romana, lento, no sin sufrimientos, fue ciertamente providencial para la conservación de las tradiciones y de los recuerdos evangélicos, cuando la primera comunidad fue absorbida paría segunda.
Fueron muchos los cristianos de cultura greco-romana que eligieron vivir en Palestina durante los siglos IV-VI. Entre otros hubo monjes como Teodoro, Cantón, Sabas, escritores como Jerónimo, Rufino, nobles matronas como Paula o emperatrices como Eudoxia. Fue en este periodo cuando Palestina se convirtió en un inmenso santuario, en una tierra cristiana cubierta de basílicas, iglesias, capillas y monasterios que se extendían por el litoral, la montaña y hasta en lo más profundo del desierto de Judá.
El revés militar sufrido por los bizantinos en el año 614 ante el ejército persa y después, en el 636, ante las tribus islámicas de Mahoma, significó para la comunidad cristiana de Tierra Santa y para los santuarios, la destrucción y el abandono, salvándose muy poco.
Una segunda época, muy importante en el plano monumental, tuvo lugar en los siglos XII-XIII durante el efímero paréntesis de las cruzadas que terminó con nuevas destrucciones. Siguieron siglos de abandono casi total durante los cuales la continuidad fue asegurada por los monjes griegos, armenios y franciscanos y por las visitas de algunos peregrinos que desafiaron las difíciles condiciones políticas que existían en Palestina, para orar ante la Tumba del Señor.
A partir de la segunda mitad del siglo pasado, condiciones políticas más favorables abrieron un nuevo período de presencia cristiana en Tierra Santa. En el campo científico se inició una época de descubrimientos que confirmaron la continuidad histórica del culto cristiano en los santuarios evangélicos. Al mismo tiempo se dilucidó un serio problema histórico relacionado con la autenticidad de los Santos Lugares. Algunos dudaban de la autenticidad de los santuarios creyéndolos pías leyendas, otros los defendían, a veces, con argumentos acríticos e infantiles.
La respuesta a esta polémica, o al menos una solución más conforme con la realidad, comenzó a perfilarse cuando se iniciaron las primeras excavaciones arqueológicas y se recogieron infinidad de datos históricos del suelo de Palestina.

Reaparece la comunidad de los judeo-cristianas
A finales del siglo pasado se descubrieron osarios con cruces y nombres, de claro sabor neotestamentario, grafitos en las paredes sepulcrales, etc., lo que llevó al erudito francés Clermont-Ganneau a relacionarlos con la comunidad judeo-cristiana que existió en Tierra Santa en los siglos I-V. Nuevos descubrimientos de este tipo, a finales de los años cuarenta, plantearon de nuevo el problema de los judeocristianos, que condujo al descubrimiento de un mundo olvidado en sus múltiples aspectos: teológico, histórico y monumental. Fue el punto de partida para examinar en el terreno lo bien fundado de la hipótesis, es decir, si los santuarios construidos por los cruzados y bizantinos habían sido erigidos sobre lugares de culto judeo-cristiano.
La primera tentativa para comprobar tal hipótesis fue llevada a cabo por el franciscano P. Belarmino Bagatti en el santuario de la Anunciación de Nazaret.

En Nazaret se descubre la primera atestación de culto mariano, siglos II-III.
En Nazaret el P. Viaud logró trazar, en 1909, la planta de la gran basílica cruzada construida por Tancredo, príncipe de Galilea, erigida sobre una iglesia bizantina, mucho más pequeña que la cruzada. La iglesia bizantina es la recordada por los antiguos peregrinos. Así, el Anónimo de Piacenza, que visitó Tierra Santa en el siglo VI, escribe: "La casa de Santa María es una basílica y se suceden muchas curaciones".
La mayor sorpresa en los sondeos realizados por el P. Bagatti sucedió cuando, removidos los mosaicos de la iglesia bizantina para restaurarlos, se excavó debajo. El material de relleno estaba formado por una masa de bases de columnas, escombros, estuco policromado, etc, proveniente de un edificio anterior que se había destruido para fabricar en su lugar la iglesia bizantina. Las bases de las columnas y las molduras de los elementos arquitectónicos demostraban que se trataba de un edificio sinagogal de los siglos III-IV.
La lectura de los grafitos, grabados en el estuco o trazados con carbón, indicaban que se trataba asimismo de un lugar de culto cristiano. Se pudieron descifrar algunos grafitos. En la base de una columna estaba escrita en griego la invocación mariana: AVE MARIA, y en el fuste de otra columna se leía también en griego: SOBRE EL LUGAR SAGRADO DE MARIA HE ESCRITO.
El P. Bagatti, basándose en varios indicios, entre los cuales la fecha de los mosaicos (siglos IV-VI) que cubrían la masa de relleno donde se encontraban los grafitos, data a éstos y al lugar de culto sinagogal, lo más tarde, de los primeros decenios del siglo IV. Seguramente había que fecharlos en una data más antigua.
Un dato interesante, digno de ser subrayado, además de la atestación de culto mariano en Nazaret, es el edificio sinagoga que era lugar de culto para los judeo-cristianos, descendientes de aquellos nazarenos que, después de un primer rechazo del mensaje evangélico, creyeron en Jesús. Sabemos por las fuentes literarias que, entre los cristianos de Nazaret, se contaban algunos parientes de Jesús.

Continuidad histórica en Nazaret: los parientes de Jesús vivieron hasta los tiempos de Trajano
Gracias a este anillo de parentesco de sangre y de fe, nos es posible remontarnos hasta el siglo 1, hasta los textos contemporáneos del Evangelio.
Aun si la arqueología no presenta pruebas contudnetes que indiquen la continuidad de culto en la casa de María en Nazaret, tenemos las fuentes escritas de los autores cristianos de Palestina. En el siglo III tenemos el testimonio de Julio Africano que, relatando la destrucción por parte de Herodes de los árboles genealógicos, añade: "Algunos, de mayor sagacidad, sea que supiesen de memoria los nombres de las propias genealogías o tuviesen copias de ellas, se gloriaban de haber conservado el recuerdo de su nobleza solariega. Entre éstos estaban aquéllos de los que ya hemos hablada, llamados desposynoi, a causa de su parentela con el Salvador. De los pueblos judíos de Nazaret y de Kokhba se habían extendido por varias regiones y habían conservado, con el más grande cuidado, la genealogía citada en las crónicas".
Para finales del sigla 1 tenemos el testimonio del historiador judea-cristiano Hegesipo (siglo II), citado por el historiador Eusebio, además de las Constituciones Apostólicas y del relato de Felipe de Sidete. En las Constituciones Apostólicas leemos que Judas Tadeo y Santiago el Menor, hermanos del Señor, eran campesinas y Judas tenía dos hijos llamados Zoser y Santiago
Por su parte, Hegesipo escribe: "En aquel tiempo (siendo emperador Domiciano, años 81-96) vivían todavía los parientes del Salvador, es decir, los nietos de Judas que es llamado hermano suyo según la carne. Denunciados como descendientes de David, fueron conducidos por el funcionario ante Domiciano, el cual temía como Herodes la venida de Cristo. El emperador comenzó a preguntarles si procedían del linaje de David y ellos respondieron que sí.
Les preguntó cuántas posesiones tenían y cuánto dinero. Respondieron que los das juntos poseían nueve mil denarios, la mitad cada una. Añadieron que no lo poseían en metálico, sino en tierras con una extensión de 39 pletros, cultivadas por ellos mismos para pagar los impuestos y para lo necesario a la vida. Y mostraron las manos como prueba del esfuerza personal y le hicieron ver la dureza de sus cuerpos y la callosidad de sus ásperas manos. Interrogados acerca de Cristo y de su reino, acerca de la naturaleza, del tiempo y del lugar de su venida, respondieron que el reino de Cristo no es de este mundo, ni terrenal, sino celeste y angélico, que se realiza al fin de los tiempos, cuando El vendrá a juzgar a vivos y muertos y dará a cada uno según sus obras. Oído esto no les condenó. Tuvo, sin embargo, una mirada de desprecio por su condición vil y les puso en libertad y con un edicto hizo cesar la persecución contra la Iglesia. Ellos fueron elegidos como jefes de las iglesias, como mártires y parientes del Señor y llegada la paz vivieron hasta los tiempos de Trajano".
Con estos dos nietos de Judas, de manos callosas, estamos ya en el ambiente rural de un pueblo perdido en las montañas de Galilea, en donde existían personas que, con las tierras familiares, conservaban los recuerdos de un pariente: Jesús de Nazaret.
Así, la actual basílica de la Anunciación de Nazaret, construida sobre la cruzada y ésta sobre otras más antiguas, es una cadena de lugares de culto que se han sucedido a través de la historia. Asimismo la actual comunidad cristiana se vincula a los parientes de Jesús, mártires y jefes de las iglesias.

Sensacional hallazgo: la casa de San Pedro en Cafarnaún
En Cafarnaún, las excavaciones fueron realizadas, en los primeros decenios de este siglo, par el P. Orfali, un joven franciscano natural de Nazaret, quien durante la restauración de la monumental sinagoga, descubrió una iglesia octogonal de la época bizantina.
En 1969 se reanudaron las excavaciones en Cafarnaún y aportaron pruebas de una continuidad histórica, más firmes que las existentes en Nazaret entre el edificio sinagoga prebizantino y la casa de María.
Examinando los escritos de los antiguos peregrinos que visitaron Cafarnaún, especialmente de Egeria y del Anónimo de Piacenza, se concluye identificando la iglesia octogonal bizantina, descubierta por el P. Orfali al sur de la sinagoga, con la casa de San Pedro en la que Jesús, según el Evangelio, se hospedaba cuando predicaba en la ciudad.
Esta iglesia octogonal, visitada por el Anónimo de Piacenza, tenía el pavimento decorado de mosaicos. Ahora bien, quitadas los mosaicos, los arqueólogos franciscanos V. Corbo y E. Loffreda, se encontraron con una capa formada por materiales de construcción procedente de un edificio anterior, con abundantes fragmentos de estuco pintado con decoración vegetal, geométrica y simbólica. "Observamos con júbilo, escriben, que en el estuco había grafitos escritos en griego, siríaco y hebreo, evidentes vestigios del paso de peregrinos y de la veneración del edificio subyacente".
Es decir, la basílica octogonal bizantina había sido erigida sobre una capilla anterior, la domus-ecclesia de la que habla la peregrina Egeria en el siglo IV: "En Cafarnaún, la casa del Príncipe de los Apóstoles ha sido convertida en iglesia; sus paredes están hoy como entonces fueron".
Al ahondar en el pavimento de esta iglesia llevó a los arqueólogos a descubrir el nivel perteneciente al primer siglo.

En Tierra Santa la arqueología busca los vestigios de la vida de Jesús
Lo mismo ha sucedido en otros santuarios de Tierra Santa, como en la tumba de la Virgen en Getsemaní, en el Santo Sepulcro, en la basílica de la Agonía, en la basílica de la Natividad de Belén, en el santuario de Eleona sobre el monte Olivete y en el santuario junto a la piscina Probática en Jerusalén.
La conclusión histórica a todos estos descubrimientos no puede ser que la siguiente: En diferentes lugares de Palestina se ha probado arqueológicamente una continuidad de presencia cristiana como garantía de una tradición histórica que va desde los primeros discípulos de Jesús hasta nuestros días.
Gracias a la ininterrumpida veneración de la comunidad cristiana de Palestina hacia los Santos Lugares, éstos son hoy puntos de referencia para el historiador que busca en Tierra Santa los vestigios del paso de Jesús de Nazaret.
Miguel PICCIRILLO






























08. Nuevo Testamento
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El Nuevo Testamento es la parte de la Biblia compuesta por los libros canónicos escritos después del nacimiento de Jesucristo. Se le designa así desde Tertuliano, en la Iglesia cristiana. Al contrario del Tanáj (Antiguo Testamento), los cristianos no tienen esta parte de la Biblia en común con los judíos.
El uso del término testamento proviene del griego diathéké (comp. hebreo, que a su vez, viene del hebreo brít) pacto.
Las versiones más antiguas de textos del Nuevo Testamento que se conservan están escritas en el griego denominado koiné. Se cree que este fue el idioma en que originalmente se redactaron, aunque algunos libros puedan haberse escrito originalmente en idioma hebreo.
La estructura del griego koiné (común), según algunos traductores, se debe a que precisamente, es una traducción del hebreo original, un idioma con pocos vocablos, lo que dio origen a la explicación del "griego koiné". Existen ya traducciones en castellano de Matitiáhu ("Mateo") que se han escrito retraduciéndolo del hebreo original al castellano y que trataron de conservar las expresiones originales hebreas, que en castellano no tienen casi sentido.
comprende los cuatro evangelios, los Hechos de los Apóstoles, las epístolas de San Pablo, siete epístolas católicas y el Apocalipsis, como se puede observar en el esquema que se encuentra a continuación.
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Comprende, en total, 27 libros
Orden Libro Abreviatura Nº Capítulos
47 Evangelio de Mateo
Mt 28
48 Evangelio de Marcos
Mc 16
49 Evangelio de Lucas
Lc 24
50 Evangelio de Juan
Jn 21
51 Hechos de los Apóstoles
Hech 28
52 Epístola a los Romanos
Rom 16
53 Primera Epístola a los Corintios
1 Cor 16
54 Segunda Epístola a los Corintios
2 Cor 13
55 Epístola a los Gálatas
Gal 6
56 Epístola a los Efesios
Ef 6
57 Epístola a los Filipenses
Flp 4
58 Epístola a los Colosenses
Col 4
59 Primera Epístola a los Tesalonicenses
1 Tes 5
60 Segunda Epístola a los Tesalonicenses
2 Tes 3
61 Primera Epístola a Timoteo
1 Tim 6
62 Segunda Epístola a Timoteo
2 Tim 4
63 Epístola a Tito
Tit 3
64 Epístola a Filemón
Flm 1
65 Epístola a los Hebreos
Heb 13
66 Epístola de Santiago
Sant 5
67 Primera Epístola de San Pedro
1 Ped 5
68 Segunda Epístola de San Pedro
2 Ped 3
69 Primera Epístola de San Juan
1 Jn 5
70 Segunda Epístola de San Juan
2 Jn 1
71 Tercera Epístola de San Juan
3 Jn 1
72 Epístola de San Judas
Jds 1
73 Apocalipsis de San Juan
Apoc 22
Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Nuevo_Testamento"


Por: Pr. Elias Sandoval